martes, 26 de octubre de 2010

Hipérbole

 Cuando te presentan un libro como el mejor libro del mundo debe uno, sin duda, prevenirse. Sin embargo, después de hojearlo, aunque aún amoscado por semejante hipérbole, lo compré para el instituto, para la biblioteca, porque, ¿quién nos asegura que, para alguno de nuestros chiquillos no sea éste, efectivamente, el mejor libro que vayan a leer jamás? También lo hice por dos cosas que leí al azar, las que siguen:

"Algo distinto a cualquier cosa vista jamás por nadie bajó trotando las escaleras y cruzó la habitación.
- ¿Qué es eso?- preguntó pálido el Duque.
-No sé qué es- dijo Chitón-, pero es el único que existirá jamás"

"La mitad de los lugares en los que he estado jamás existieron. Me invento cosas. La mitad de las cosas que digo que están allí no están. Cuando era joven me inventé una historia sobre un tesoro de oro enterrado y hombres de varias leguas a la redonda vinieron a cavar al bosque. Yo mismo cavé.
-Pero ¿por qué?
-Pensé que quizá fuera cierto".

El libro se titula "Los trece relojes" y lo escribió James Thurber en 1950.




El caso es que, pensando en algunos de nuestros alumnos, lo compré. Y esa misma tarde lo leí en un apenas un par de horas.

Bueno, quizá sea, para alguien, el mejor libro del mundo. Yo no diría tanto. Sólo puedo decir que probablemente sea un hermoso relato, pero nos hemos encontrado, esta historia y yo, demasiado tarde.

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