domingo, 5 de febrero de 2017

Invierno en Úbeda hacia 2016 (El nuevo año)

Viernes 30, sábado 31, domingo 1 (Notas de la libreta)

Viaje de vuelta. La luz temprana dibuja los perfiles de las montañas con limpia nitidez. (En la libretilla siempre nos ponemos un poco estupendos, y usamos epítetos y cosas de semejante naturaleza). Al llegar a la provincia de Valladolid, sin anunciarse, de repente, se presenta la niebla. Densa, fantasmal, misteriosa. Tordesillas, Rueda, Medina..., invisibles. El Duero, las viñas y los campos, todo borrado del mapa... Al llegar a Ávila, se va la niebla como llegó, de pronto, y reaparece el mundo. Por lo que se ve se trataba de una niebla provincial. 

Volvió a presentarse, no sé si la misma niebla u otra distinta, en Villarrobledo. Y al llegar a Albacete, nos encontramos la ciudad a punto de disolverse. Todo se deshacía - calles, edificios, transeúntes- como azucarillo en vaso de agua.

Al día siguiente, salimos para Úbeda.

Al contrario que el anterior, un día luminoso, limpio, recién hecho. Un día, el último del año, como nuevo, a estrenar.

Comenzamos el año escuchando cómo entrevistan a Javier de Torres, a Roger Sincero y a Isabel Urzaiz,  a propósito de su último disco, el precioso Was your tie black?. Cantan una par de canciones en directo. Las grabo con el móvil. La segunda la cortan, de un modo grosero, con las señales horarias de las once de la mañana... De todas formas, nos pareció una hermosa manera de comenzar el año.

     


Pasamos luego el día de Año Nuevo en el sofá, leyendo una novela de Carlos Pujol -como todas las suyas, deliciosa-, y durmiendo pequeñas siestas -la del canónigo, a media mañana; la del borrico, justo antes de comer; etc...-. Así fue como lo recibimos. Sin pompa, sin solemnidad, en zapatillas. Como a uno más de la familia. Para que nos trate bien.


               
         

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