Lo que tendríamos que hacer, al comprar un libro, es leerlo de inmediato. Y no comprar otro hasta que no hubiésemos acabado aquel. Pero no. Siempre estamos leyendo otra cosa, y los libros que llegan a casa saben que tendrán que esperar un tiempo antes de que les hagamos caso. Unos aguardan más, otros menos. Y habrá alguno que, pasado el tiempo, no sabremos ya el motivo por el que nos hicimos con él y no lo leeremos jamás. Lo que sí hacemos con todos es hojeralos un rato, antes de colocarlos en el montón de espera. Y ayer, antes de hacer tal cosa con ellos, lo mismo hicimos con el "Viaje a pie" y los "Cuadernos americanos".
"-¿Qué hacen ustedes en invierno, al atardecer, cuando los trabajos del campo han terminado y hay que recogerse en casa?
-Al atardecer-me contestó el payés sentenciosamaente- damos de comer a los animales.
-¿Y luego?
-Luego, nos acercamos al fuego, nos sentamos a la lumbre y pensamos.
-¿Y cada día hacen ustedes lo mismo?
Estos dos pienso que no van a esperarnos mucho.
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