Yo, los domingos, si puedo los dedico casi por completo a leer el periódico. Desde la portada hasta la última página sin saltarme una coma. Hasta el suplemento de economía me leo a veces. Luego, durante la semana, ya no compro ninguno, ni casi los miro por internet, ni veo los telediarios. Si acaso, escuchamos algunas veces los boletines de la radio. El periódico de los domingos nos alimentan para toda la semana.
El de ayer nos trajo, como siempre, enseñanzas ejemplares, abundantes frutos amargos:
El libre mercado es mentira. Se ve en la noticia de la multa a los fabricantes de televisiones y monitores de ordenador, que llevan pactando precios desde hace años sin que nadie se hubiese dado cuenta... Esta clase de multas es frecuente, pero se ve que los castigos no son muy onerosos y a las grandes corporaciones les importan una higa esas multas y continúan erre que erre con el beneplácito de los gobiernos, de la comisión europea y de quien sea... Y lo mismo que con las teles, pasa con todo lo demás: las gasolinas, la electricidad, el gas, el teléfono...
La justicia no existe. Los indultos a políticos y a los delitos contra la administración pública son, por lo que nos cuentan, el pan nuestro de cada viernes en los consejos de ministros de este gobierno y de todos los que fueron antes que este... Si usted quiere robar, parece preferible hacerlo desde un partido político o un consejo de administración...
Y así muchos más ejemplos que te dejan bien informado pero con el ánimo por lo suelos.
Menos mal que encontramos simpre otros que nos endulzan el día y nos quitan el amargor que los anteriores artículos nos han dejado. Ayer uno de Félix de Azúa, crudo y contundente, que nos dejó además el perfume de dos palabras preciosas: perlática y alpendre; las palabars de Jaime Terceiro sobre la ética que debería regir las actividades financieras y comerciales y en general todas las humanas; un artículo sobre Balzac y el arte de no pagar las deudas... Y, claro, los deportes, porque yo soy de eso que se aletargan con el opio del fútbol.
Luego, después de cenar, vemos Salvados, con la boca abierta, que menos mal que no lo emiten en verano y ya no hay moscas. Y ya nos vamos a la cama, exhaustos como si hubiésemos pasado ese día de fiesta trabajando en el campo, escardando cebollinos y arrancando malas hierbas. Fatigadísimos acabamos los domingos, pero con la sensación del deber cumplido, de haber sacado de ese día de asueto algo valioso... No sé.
la mentira está escrita
ResponderEliminaren los periódicos de mañana.
no me interesa lo que digan los políticos,
no me creo de la misa, la mitad,