Llegó el verano de incógnito. Con ruidosas tormentas. Con lluvias enconadas y repentinas. Con unas temperaturas ajenas y desacostumbradas para aquellas fechas y estas latitudes.
Eran unas temperaturas tan rebajadas, tan recortadas, que parecían cosa pública. Llegamos a temer que hubiesen privatizado también el clima y nos estuviesen avisando: a partir de ahora, si queréis verano no os saldrá gratis...
Pero no ha sido exactamente así. Y ahora que adivina su final, se despide con días tórridos, con días sin una sola nube peregrina en el cielo azul e implacable. Con los termómetros derritiéndose en las cruces verdes de las farmacias y las calles desiertas...
Entre aquel comienzo frío y desapacible y esta despedida apoteósica y cruel, hemos pasado un verano del que hemos sacado unas cuantas estampas, muy pocas, que iremos trayendo hasta aquí, poco a poco. Por no empachar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario