lunes, 29 de septiembre de 2014

PALACIO

Llegamos a Palacio, Ardisana, Llanes, Asturias, con la sensación de habernos ido de ese lugar apenas unas pocas semanas antes. Tan familiar nos resulta todo allí. Las curvas de la carretera que sube al pueblo las conocemos como si las trazásemos durante todo el año y así también los árboles más altos y frondosos, el rumor del río, el perfil sinuoso de la sierra y el cristal de las esquilas de las vacas. Reconocemos todas esas cosas igual que los viejos muebles de la casa, sus sombras, sus silencios y el quejido de las escaleras cuando las subimos o las bajamos; las estampas dulces y tiernas que enmarcan las ventanas de cada cuarto... Sin embargo, había pasado un año...

Nos encontramos a don A. y a V. segando el prado. Como tantas otras veces, se nos echó la noche encima conversando con ellos.


                                   

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