Si posee uno inclinación hacia la indignación y el cabreo, vive, sin duda, el mejor de los tiempos. Cada día encontrará una docena de razones para tirarse de los pelos, rasgarse las vestiduras, clamar al cielo... Pues bien, lo del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid pienso yo que supera cualquier expectativa al respecto.
Y ante semejante personaje, se pregunta uno entonces: ¿habrá sido premeditado o, por el contrario, espontáneo y natural? Esas declaraciones, ¿habrán sido fruto del cálculo o la defensa desesperada de un animal acorralado?
Y nos contestamos que probablemente habrán sido las dos cosas al mismo tiempo. Lo habrán colocado en primera línea los suyos para que nadie hable de la ministra o del presidente, pero no habrá sido necesario darle instrucciones previas, porque ya lo conocen bien y saben el grado de ruindad del personaje.
Un grado no muy distinto del de la mayoría de los miembros de este gobierno, que parece no tener nada que ver con el problema -confiemos en los sanitarios, dicen, después de haberles recortado hasta las piernas-, de muchos medios de comunicación -que se hacen eco de las más pergrinas teorías-, de un buen número de ciudadanos -que se alían con los dos anteriores como si fuesen los tifosis de un club de fútbol o las fans adolescentes de un grupo musical de moda, o, al contrario, se enfrentan a ellos destilando un veneno aterrador en las redes sociales...-.
Todo esto lo dice maravillosamente bien Enric González AQUÍ.
PD: Mañana, o la semana que viene, trataremos de dejar de indignarnos y retomar el relato de nuestras vacaciones de verano, por ver de volvernos más plácidos, más inocentes y puros... No sé si seremos capaces.
Todo esto lo dice maravillosamente bien Enric González AQUÍ.
PD: Mañana, o la semana que viene, trataremos de dejar de indignarnos y retomar el relato de nuestras vacaciones de verano, por ver de volvernos más plácidos, más inocentes y puros... No sé si seremos capaces.
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