Descubrimos a Amalia Bautista en una de las mesas de novedades de una librería de aquí. Nos llamó la atención la portada, la ligereza inocente del título. Lo abrimos y lo primero con lo que nos tropezamos fue este poema:
Conducir sin tener un accidente,
comprar desodorante y macarrones
y cortarles las uñas a mis hijas.
Madrugar otra vez, tener cuidado
de no decir incoveniencias, luego
esmerarme en la prosa de unos folios
que me importan exactamente un bledo
y darme colorete en las mejillas.
Recordar la consulta del pediatra,
contestar al correo, tender ropa,
declarar los ingresos, leer libros
y hacer unas llamadas por teléfono.
Me gustaría permitirme el lujo
de tener todo el tiempo que quisiera
para hacer un montón de cosas raras,
cosas innecesarias, prescindibles
y, sobre todo, inútiles y bobas.
Por ejemplo, quererte con locura.
Y luego el que le da título al libro:
Cuéntamelo otra vez
Cuéntamelo otra vez: es tan hermoso
que no me canso nunca de escucharlo.
Repíteme otra vez que la pareja
del cuento fue feliz hasta la muerte,
que ella no le fue infiel, que a él ni siquiera
se le ocurrió engañarla. Y no te olvides
de que, a pesar del tiempo y los problemas,
se seguían besando cada noche.
Cuéntamelo mil veces, por favor:
es la historia más bella que conozco.
Y después este:
Vamos a hacer limpieza general
Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Vamos a hacer limpieza general
o, mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía,
para empezar a acumular de nuevo.
O vamos a prenderle fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.
Y, claro, no tuve más remedio que comprarlo -1500 pesetas me costó, y me parecieron pocas-. Y ya desde entonces, cuando nos la encontramos en la librería, nos la llevamos a casa - Hilos de seda, Estoy ausente, Roto Madrid...-. Y como no pudo ser en Logroño, se lo encargué a Ax. , nuestra librera amiga, y en un par de días nos trajo este Falsa pimienta.
(librolibro.es)
El puente
Si me dicen que estás al otro lado
de un puente, por extraño que parezca
que estés al otro lado y que me esperes,
yo cruzaré ese puente.
Dime cuál es el puente que separa
tu vida de la mía,
en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,
en qué mundo sin luz está ese puente,
y yo lo cruzaré.
(desdebabia2.wordpress.com)
Pero bueno, eso es precioso¡¡¡
ResponderEliminarY este:
ResponderEliminarSi ya
Si ya sé que me quieres,
si ya sé que me extrañas.
Si ya sabes que vivo secuestrada
del recuerdo de ti.
Si ya sabes que tengo varias velas
encedidas al dios de la esperanza.
Si llamas y tu voz me hace temblar
lo mismo que una hoja.
Si llamo y tu respuesta al otro lado
me hace temblar lo mismo que una hoja.
Si ya sabemos ambos que ni puedo
ni puedes hacer nada.
Si ya es mucho cualquiera cosa que hacemos,
si ya es un mundo entero
el montón de las cosas que no hicimos.
De una lista de la compra se puede hacer poesia
ResponderEliminarAy, esta Amalia nuestra...
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