Ayer, hablando con mis padres por teléfono, cuando les comenté que me había mandado J. unas fotos de los sobrinos por whatsap, mi padre me replicó:
-Guasa, guasa..., ¿qué demonios es eso? - protestó impaciente.- Ya os lo he oído nombrar varias veces, y todavía no sé qué es...
-Un servicio para mandar mensajes, papá, simplemente- tratamos de apaciguarlo.
-¿Como si fuese un telegrama?- preguntó.
-Sí, más o menos...
-Pues vaya nombre y vaya cosas... Como tarde un poco más en marchar, ya no voy a conocer este mundo...
Cuando colgamos, nos quedamos un rato pensando en esa frase, en ese verbo, "marchar", y nos pareció un modo delicadísimo de referirse a lo que mi padre, 86 años ya, espera de un momento a otro. Y nos consoló mucho que vea las cosas así, sin angustias, sin dramatismos.
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