Ahora que ha llegado el invierno y nos vamos, por una semana, rumbo al Norte, me habría gustado dejar aquí, como una felicitación navideña, unas cuantas de las hojas que se viene a arrimar a nuestro portal, en busca de abrigo. Yo les abro la puerta cada noche, al bajar la basura, y dejo que pasen y que se acurruquen en un rincón. Pero como eso todavía no es posible, vamos a dejar en cambio esta vieja postal, que también es preciosa...
Bosque,
carabela de escarcha.
En su trineo de estrellas
llegó el invierno.
Altos embajadores
encienden los candelabros...
El príncipe Otoño
dejó su traje y su bolsón de oro
sobre la nieve.
Tierna nieve: oboe en el valle,
todo quieto.
La negra abadía duerme
en la montaña. Y yo sueño
con aquel cuadro que vi de niño:
cazadores, osos, perros alegres,
altos árboles
y la dulce nieve
Luis Pimentel
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