Breve es la belleza, como la vida breve. Y la que trajo a esta ciudad ayer la nieve apenas ha durado un día.
Lo efímero de la hermosura lo documentan sobradamente la filosofía y la literatura, pero en esta ocasión ya lo había confirmado el parte meteorológico, que avisó con tiempo de que esto iba a ser flor de un día.
Efectivamente, de la nieve que hoy cubría las calles a primera hora, al mediodía solo quedaban unos pocos restos, como papeles mojados y sucios en algunas esquinas.
Sin embargo, esa nieve fugitiva nos ha dejado una sinfonía acuática. El agua que cae de las cornisas y sale a borbotones de la boca de las cañerías toca esta tarde una partitura de plata en las aceras.
P.S. De su viaje a Munera nos ha traído A. estas fotos...
Qué valiente Ana, que se ha atrevido a ir a Munera. Por lo que sé, ayer tuvieron grandes dificultades por allí.
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