Día de Reyes. Se levanta P. dando saltos de alegría, y yo con él, como si en lugar de la vida fuese esto una película musical...
No necesitamos nada que no tengamos en abundancia... Sin embargo, al fin más o menos humanos, nos inquieta a veces la codicia de ciertas cosas: algunos libros, músicas escogidas, vagas fantasías...
Hay varios paquetes en un rincón del salón, una prueba más, material y evidente, de la existencia de estos Reyes mágicos...
A mí, aunque no he sido bueno -que he tenido pensamientos muy negros y hasta he llegado a proferir palabras muy feas al ver el telediario-, me han dejado un delantal, dos libros (Librerías de Jorge Carrión -cada loco con su tema-, y La ciudad de los pasos lejanos -un libro amarillo y exquisito que habla de dos de las cosas que nos gustan mucho: Azorín y París) y dos discos ( el A ticket to Corfu, que sé de buena tinta que se lo pidió, para nosotros, mi hermano; y el Quédate conmigo de Javier Ruibal).
Y así, por estrenar el delantal, escuchando esas músicas acordadas, paso feliz la mañana, gobernando, para comer, una carne gobernada...
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