Con el cambio de costumbres que nos trajo este nuevo curso, con los nuevos horarios de P., ahora cocinamos nosotros y, a pesar de nuestra falta de pericia y de cierta torpeza consustancial, y tal vez influidos por esos programas que se han puesto de moda en la tele y que no vemos pero que seguramente nos afectan por ósmosis, el caso es que nos ha dado por interesarnos por las cosas de comer cuando están crudas, y en el proceso para hacerlas más o menos comestibles...
Me he hecho con un vademécum, una enciclopedia que está sacando LNE cada domingo y que me van guardando mis padres. Trae multitud de erudiciones y, como colofón, tres o cuatro recetas. Lo de las erudiciones es muy importante, pues enriquecen los platos, los hacen más sabrosos, y conceden digestiones benéficas y bien agradables. Esto no lo digo yo, que lo tienen demostrado y dicho nada más y nada menos que Bertrand Russell ( los melocotones le sabían más ricos después de enterarse de que venían de China, y de todo el largo viaje que habían hecho hasta llegar a nosotros) y Cunqueiro. Y es así que ahora sabemos que la voracidad de la lubina le valió, en la antigua Roma, que la comparasen con el lupus, y que de ahí le viene la etimología; que la calabaza "fue antaño alimento de campesinos y de personas de escasos recursos, por lo que llegaría a gozar de poco aprecio en las mesas acomodadas y de bajo precio en el mercado. El Diccionario de Autoridades diría de ella en 1726 que era "comida insípida y de floxo mantenimiento, pero útil para algunos achaques"; que la berenjena, "oriunda de India y extendida por el Mediterráneo gracias a los árabes, en cuya mesa se halla bien presente, tardó mucho en llegar a las mesas europeas, donde hasta el siglo XIX conocería bastante rechazo; entre otras cosas, por su color atípico, prejuzgado como tóxico y próximo al de la belladona"; que la merluza es caníbal y que preparada a la sidra fue famosa en la sidrería El Nalón, en Oviedo, "desde mediados de los sesenta, por más que con anterioridad ya fuera practicada por la desparecida Casa Bango, en El Fontán, probablemente inspirada por la lubina a la asturiana (con sidra), que la famosa marquesa de Parabere ofrecía en su recetario por los años treinta"...
Algunas de esas recetas son inasumibles, pero también se encuentran muchas bien sencillas y naturales... Y ahí está uno gobernando la carne gobernada, preparando una merluza con salsa verde o un milhojas de berenjena y bacalao... Y unas veces nos salen bien y otras no... Pero no desesperamos y, leyendo leyendo, vamos acumulando muy variadas noticias que si bien pueden parecer inútiles, hacen mucho más sabrosas nuestras comidas...
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