Los paseamos por la ciudad, comimos y cenamos por ahí, y hablamos de tebeos -que les gustan mucho- y de esas series que vemos y a las que estamos fatalmente enganchados...
Luego, cuando ya se fueron, me pasé las horas leyendo -qué nostalgia, hoy que escribo esto, por esos días de las vacaciones de invierno...-. No sé dónde, no sé en qué periódico, leí de un grupo de teatro. A nosotros el teatro nos gusta mucho, pero nunca vamos. Por pereza, por desidia, por vergüenza ajena -si un actor se equivoca y pierde el pie, o aparece un espectador grosero, o suena un móvil, o a la gente no le gusta la obra y patalea o silba-, qué sé yo... Pero de ese grupo, decía el periodista lo que sigue: "...algo así como el resultado de cruzar en una retorta los Luthiers con los Joglars de la buena época y rociar la mezcla con esencia de Momty Python y el salero versificador de Muñoz Seca...", y, claro, se nos despertó, golosa, la curiosidad... Y las ganas de viajar allá donde estos cómicos parasen...
Pero no lo haremos, que somos caballeros del punto fijo, inmóviles en el sofá, leyendo... (Prolepsis: cuando le cuento a M. J. de este grupo, me cuenta ella a mí que pasaron, no ha mucho, por esta villa, y que ella, que no es persona de perezas ni desidias ni de absurdas vergüenzas, los vio, y que fueron muy de su gusto; que, efectivamente, despiertan sonoras risas y curan toda negra melancolía, como The wrong mans... Y nosotros en la inopia y el sofá...). Se llaman Ron Lalá, y actúan, cantan y bailan al ritmo de los versos clásicos, que suenan, en su bocas, como rosas recién cortadas...
No los vamos a ir a ver a no ser que pasen otra vez por esta villa, pero por si se da el caso de que alguien que lea esto se los encuentra un día en el camino, que no haga como nosotros, que no le gane la pereza, la desidia ni la ajena vergüenza, y se pare un rato a escucharlos...
Pero no lo haremos, que somos caballeros del punto fijo, inmóviles en el sofá, leyendo... (Prolepsis: cuando le cuento a M. J. de este grupo, me cuenta ella a mí que pasaron, no ha mucho, por esta villa, y que ella, que no es persona de perezas ni desidias ni de absurdas vergüenzas, los vio, y que fueron muy de su gusto; que, efectivamente, despiertan sonoras risas y curan toda negra melancolía, como The wrong mans... Y nosotros en la inopia y el sofá...). Se llaman Ron Lalá, y actúan, cantan y bailan al ritmo de los versos clásicos, que suenan, en su bocas, como rosas recién cortadas...
No los vamos a ir a ver a no ser que pasen otra vez por esta villa, pero por si se da el caso de que alguien que lea esto se los encuentra un día en el camino, que no haga como nosotros, que no le gane la pereza, la desidia ni la ajena vergüenza, y se pare un rato a escucharlos...
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