viernes, 20 de junio de 2014

El Mundial (III)

Mi sobrino G., después de ocho años y varios meses mostrando una indiferencia absoluta hacia el fútbol, se ha hecho, repentinamente, un hincha. Lleva con este afición un par de semanas, pero, como todos los conversos, me cuenta mi hermano que se ha transformado en un aficionado fervoroso y entregado. Antes del partido contra Holanda preparó incluso unas pancartas, para animar a la selección desde el salón de su casa, en la falda del Naranco, La Corredoria, Oviedo, Principado de Asturias. Esa noche se fue muy triste a dormir. También vio el partido contra Chile. Volvió a acostarse lleno de pesadumbre. No sé si seguirá con la afición. Le ha venido a brotar, sin duda, en el peor de los momentos. Como cuando, recién florecidos los almendros, una mala madrugada regresan la negra helada y el pedrisco.



(www.elpais.com / Desolación en Curitiba I)


(Madrid, 19 de mayo)


(www.elpais.com / Desolación en Curitiba II)



Yo, por mi parte, sigo con Costa Rica, que acaba de clasificarse para los octavos después de vencer a la pulcra Italia. Mi compañero de café de aquellos años ha estado impecable. Solo un grado me separa de Buffon, Balotelli, Pirlo y toda la squadra azzurra. Uno solo. 

P.D. Tengo que contárselo a G., a ver si lo convenzo y se hace tico como yo.Aunque eso no quita para que ahora mismo estemos, mi sobrino y yo -cada uno en su casa-, de nuevo frente al televisor, para ver el España-Australia.





2 comentarios:

  1. dice Guillermo que si el primer día hubiesen jugado Reina y Villa, y los arbitros fuesen gente decente, España seguría en el mundial...

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  2. Pues a lo mejor. Quién sabe. Pero que no se ensombrezca. Cuéntale que dentro de cuatro años hay otro mundial y para que la espera no se nos haga larga habrà, cada dos por tres, otros partidos.

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