viernes, 6 de noviembre de 2015

El mal humor

Lo comentábamos el otro día, a propósito de los Premios Princesa de Asturias. Nos da la impresión de que ahora la gente, en nuestro país, se enfada con mucha frecuencia y además sin estilo ni elegancia. Como críos maleducados. 

Ahora ha sido en un acto de la Cátedra Alarcos Llorach de la Universidad de Oviedo, en un recital de poesía. Al parecer, lo que iba a ser un simple recitado de versos se inflamó de un modo imprevisto y allí ardió Troya. Y fue el caso que una muchacha leyó un poema escrito en asturiano y que esto, al   hijo de Alarcos, que se ve que estaba allí cuidando de la finca, le indignó como si alguien se hubiese atrevido a saltar el muro de esa propiedad y se hubiese llevado las mejores manzanas de la pomarada familiar.

Se enfadó lo indecible. Tanto que incluso se atrevió a proclamar que desde ese momento en que él lo declaraba, quedaba  prohibido "cualquier uso o difusión del acto o de cualquier otro en que el nombre de Alarcos Llorach se vea mezclado con las actividades de ese invento del asturiano", que viene a ser como poner uno de esos carteles de "Prohibido entrar. Se sueltan perros", a la entrada del cortijo familiar. Y acabó sacando la escopeta y disparando a todas partes. Dijo que el asturiano era "una puta mentira que se aprovecha de la gente de bien", "una puta mentira de políticos y filólogos paletos", para concluir confesando, en el mismo tono contenido, que "antes era tolerante, pero ahora se me han hinchado las pelotas y ya no paso ni una". 

En fin. Con lo bonito que habría sido que se hubiese enfadado, este señor, con más gracia. Parecería entonces que no habría heredado de su padre solo el apellido y muy viejas, absurdas e incomprensibles disputas, sino también algo de su inteligencia. Porque enfurruñándose de este modo y diciendo esas cosas, solo parece un crío maleducado.


P.S. Al cabo de unos días, volvió a presentarse este muchacho ante los medios de comunicación, para disculparse por las groserías. Eso, desde luego, le honra. Pero también se quiso descargar un poco de la responsabilidad de tan gruesas palabras, y apeló a eso tan viejo del contexto. Dijo que sus declaraciones habían sido "sesgadas y descontextaulizadas". Y se sacó del bolsillo unos versos de Machado, para pedir, de nuevo, perdón: "Siempre ha habido gente buena y gente mala, como dice A. Machado en su poema "He andado muchos caminos". Y es a esas buenas gentes asturianas a las que ofrezco públicamente mis disculpas". Me he quedado un rato pensativo. Yo, ¿en qué campo me hallaré? ¿Seré de los buenos o de los malos asturianos? Con lo bien que había empezado el muchacho... Tengo para mí que ahora, en lugar de arreglarlo, lo ha estropeado más.

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