sábado, 19 de diciembre de 2015

Campaña electoral

A pesar de que nos tenemos por unos escépticos hemos seguido esta campaña electoral con cierto interés. Iba a escribir con ilusión, pero eso sería excesivo. Ilusiones, en asuntos políticos, ya albergamos pocas. Interés sí, por la novedad de esos nuevos partidos que se les han subido a las barbas de los viejos con descaro y sin complejos. Nos gusten más o menos, a mí me parece que son una bendición, como la lluvia para el campo, porque pensar que, una vez más, solo se nos ofrecerían las dos opciones de siempre, habría resultado asfixiante. 

Hemos leído artículos, editoriales, noticias, reportajes; hemos visto los telediarios, las entrevistas, los debates de la televisión; hemos escuchado los boletines de la radio y algún magacín; visitado no pocas páginas de internet. Ha sido entretenido, pero al final de todo nos encontramos más o menos donde estábamos al principio. Puede que sea a causa de un carácter nuestro intolerante, tozudo e inflexible, pero lo que pensábamos al comienzo, lo seguimos pensando ahora. 

Hace una semana me encontré a los cuatro partidos de los debates con sus tenderetes montados en la misma calle, unos en una esquina y otros en la de enfrente. Los más opuestos, codo con codo. Me acerqué a uno de ellos, a decirles que habían llegado a nuestro buzón papeletas y propaganda de todos los partidos menos del suyo. Me explicaron que sus medios eran escasos. Que seguramente harían algo de buzoneo, con voluntarios, pero que era probable que no pudiesen llegar a todos los portales de la ciudad. Me preguntaron, con gracia, si no me importaría a mí ayudarlos en esa tarea. Decliné, educado, la invitación. En todo caso, me ofrecí, si querían me ocupaba de mi portal. Nos reímos un rato, aceptaron mi negativa y no me obligaron a hacerlo. Hay quien piensa que si este partido llega a gobernar el país lo convertirán, a la mañana siguiente, en Venezuela o la Rusia estalinista. O las dos cosas a la vez, tal es su extremismo. Suelen ser los mismos que votaron al PP en las anteriores elecciones porque pensaban que, al día siguiente de la victoria, la crisis se habría volatilizado y el país sería Suecia. Algunos siguen esperando. Creen que Rajoy es un hombre honesto y su partido también. Y por ello lo van a volver a votar. A mí me producen una ternura enorme. Como encontrarse a un adulto que aún creyese en el hombre del saco o en el ratoncito Pérez.

Después de esto estuve tentado de pasar al puesto de al lado, a preguntarles si me podían hacer el análisis sintáctico de esta frase: "Son los vecinos los que eligen al alcalde y el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde". Es que llevo una semana dándole vueltas y no me sale...

P.S. En los últimos momentos de esta campaña han sucedido dos hechos que podrían ser importantes.

Primero:
Justo después de escribir esta entrada, le dieron un puñetazo a Rajoy. Lamentable. Si se lo hubiesen dado antes de mi encuentro con esos tenderetes de propaganda, me habría acercado al del PP a decirles que, aunque jamás les he votado, lo lamentaba sinceramente. Que un puñetazo no se le da a nadie. Debo confesar que en un primer momento fantaseé con la idea de que fuese un golpe preparado por el equipo de campaña del presidente. Para despertar compasión y simpatía y arañar un buen número de votos. Tal vez suceda. Yo del PP me puedo creer casi cualquier cosa. Pero no. Si lo hubiesen industriado ellos, el agresor habría militado en Podemos y dejado numerosas huellas de su izquierdismo radical en las redes sociales. Habría sido una jugada maestra. Al contrario, el agresor ha resultado ser un pariente lejano del agredido, un adolescente con serios problemas de conducta, alumno de un colegio privado e hijo de una famila de esas que el presidente llama normales, una familia como dios manda... A pesar de ello, la prensa ultraderechista moderada de este país, siempre tan razonable, no ha dudado en acusar a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias de ser las mentes que empujaron ese brazo adolescente y desquiciado. Al primero, por haberle dicho que no era un político decente; y al segundo, me imagino que por todo lo que dice o hace, incluso por llevar coleta. Al parecer, todo eso incita a  la violencia y al odio. No sé. A mí me ha parecido una campaña bien civilizada, como no podía ser de otro modo, en la que por primera vez en mucho tiempo se ha escuchado hablar con corrección e inteligencia a más de un candidato. Y decirle a Rajoy que no es un político decente, con todo lo que ha caído, me parece lo más educado que se le podría decir.

Segundo:

Hace apenas unos días, Bertín Osborne declaró que él iba a votar a Rajoy. Creo que los medios no le han dado la  importancia que estas declaraciones se merecen. A mí me parece que esas palabras podrían provocar un vuelco espectacular y dar al traste con todas las estadísticas que auguran unos resultado muy reñidos, sin mayoría absoluta para ninguno de los pretendientes. Tan campechano, tan salao y castizo, lo que diga Bertín, en este país, tiene mucho eco. Ya veremos.

En fin, mientras tanto, les dejo AQUÍ el artículo de hoy de nuestro admirado Enric González, en El Mundo. ¡Qué bien piensa este hombre!






5 comentarios:

  1. Ye que el alcalde trabaja House Water Watch Cooper

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  2. Hablando de la Constitución Americana, el de Pontevedra estaría de enhorabuena... en el 2010 la Corte Suprema abolió la pena de muerte para menores sin delitos de sangre, pero pensar en las consecuencias de soltarle una hos... a Obama da miedo. Y el parentesco que hay entre ellos es rizar el rizo, tanto como que yo mismo el miércoles voy a cerrar un acuerdo comercial con George Lucas.
    Saludos

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  3. Amigos anónimos, no entiendo nada. ¿El alcalde?, ¿la Constitución americana?, ¿Obama?, ¿George Lucas? He debido de explicarme mal.

    Saludos

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  4. Soy yo, tu hermano, llama y te explico.

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