Lo tengo delante de mí. Aunque esté en reposo, me gusta tenerlo cerca. Elegante, negro, con su funda de piel, pleno de posibilidades... Podría parecer una pitillera, pero nosotros no fumamos. O un agenda de esas que llevan las gentes ocupadas. De vez en cuando le paso la mano, fascinado, por encima. Como si se tratase de un perrete. Ayer, cuando al fin lo usé por primera vez después de la visita de los amigos A. y E. (traídos hasta aquí por riguroso orden alfabético), que vinieron hasta casa para darme una clase magistral sobre su uso, además de varios sabios consejos, me costó un poco hacerme con él. Pero fue cosa de un par de minutos. Pasados estos, me embebí de tal modo en lo que estaba haciendo que no habría sabido decir que lo estuviese llevando a cabo de otro modo diferente al habitual. Me sucedió como cuando ves una película subtitulada. Al poco, ni cuentas te das de que estás leyendo unas frases a los pies de las imágenes. Inconscientemente, avanzaba como si lo que tuviese entre las manos fuese igual que lo de ayer. Porque, a pesar de ser tan diferente, cuando te ensimismas, es lo mismo.
Me lo regaló A., que está casi tan ilusionada como uno. Creo que ella piensa que así se acabarán de una vez por todas los problemas de espacio y que me gastaré menos dinero en esa manía mía.
Efectivamente, me han regalado un e-book, un libro electrónico, y ando con él como crío con zapatos nuevos.
P.S. También un disco de Zaz -de la que hablaré mañana- y mi sobrina A. un dibujo precioso que hizo ella misma el mismo sábado por la mañana.
Gran regalo sin duda¡¡ Luego tienes que contarnos qué tal te llevas con el artilugio.
ResponderEliminarPor lo menos es un regalo que no empieza por "c", como estamos acostumbrados a recibir, a saber: camisa,colonia,corbata,cinturón,calzoncillo,calcetines,cartera....etc.
Ja,ja,ja,ja... Bueno, también se podría decir que es una "cosa para leer".
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