martes, 20 de septiembre de 2016

Paréntesis IV (La camiseta)

En realidad sí que he ido a la Feria. Una noche, al concierto de Rozalén, ir y venir, y una tarde, a los puestos que como un zoco rodean el recinto ferial, a cambiar una camiseta que se había comprado P. esa mañana y que resultó estar rota y agujereada. También ir y venir.

P., al contrario que uno, se pasa el día en la Feria, con los amigos. Unos días desayunan allí, otros comen, o cenan o van a algún concierto -La Raíz, La Furia...- o las tres cosas la misma jornada... Una mañana  decidió comprarse una camiseta -negra, como el 90% de las que usa, para disgusto de A.-, con una estrella roja en el pecho. 

Cuando llegué a casa del instituto él ya se había ido otra vez, pero había dejado en casa la camiseta estropeada y rota y un relato confuso e inverosímil. Le había dejado las dos cosas a su abuela, la primera por ver si se la cosía y el segundo para que nos lo trasladase a nosotros. La camiseta presentaba un rasgón en el pecho y varios agujeros a la altura de la cadera. El relato también estaba lleno de defectos y costurones. Decía este, nos narró la abuela, que cuando quiso probársela, un par de horas después de comprarla, se le había rasgado de la manera más extraña. 

Me puse en contacto con él por el whatsapp. Transcribo aquí el diálogo:

12 de septiembre

El padre - P., cuándo vuelves?  17:48

Lo de la camiseta? Si la rompiste tú, pues nada, qué se va a hacer! Pero si no, quedo contigo y vamos a cambiarla. 17:49

(Tendría que haberle dicho que fuese él a devolverla, pero me imaginé, por el relato, que no iba a estar muy dispuesto...)

El hijo - Bueno 17:55

Tampoco pasa nada 17:55

A ver es que están hablando de cenar 17:55

El padre - Tú no la rompiste, verdad? 17:56

El hijo - Pero de todas formas sería pronto porque J. se va a las 10 17:56

Yo lo que sé es que se rompió cuando la puse ese es el problema 17:56

El padre - No se enganchó en nada? 17:57

Si volvéis a la Feria, evitad la zona de los mojitos. Yo creo que es una puerta a una cuarta dimensión, como las de "Stranger things".

El hijo - Aunque tuviese algún roto pequeño el momento en que se rompió del todo fue cuando me la puse 17:57

No lo sé es que fue una cosa rarísima 17:57

A los mojitos no vamos, papá!!!

El padre - Eso es que ya lo estaba. Dónde te veo? Voy contigo y la cambiamos. 17:57

El hijo - Pero ahora? 17:58

Es que estamos en casa de A. esperando que los demás nos llamen para quedar otra vez 17:58

El padre - Sí, cuanto antes mejo; la cambiamos y yo ya me vuelvo a casa. 17:58

O cuando vuelvas a la Feria vas tú solo o te acompaño yo. 18:00

(Le abro la posibilidad de que solucione él su problema..., pero no puedo evitar abrirle la otra puerta ).

El hijo - Lo que veas 18:00

Pero el caso es que se rompió en el momento en el que me la puse 18:00

El padre - Ya, pero eso no es normal. 18:01

El hijo - Pero bueno cuando vayamos para allá si quieres quedo contigo 18: 01

El padre - Vale. Si quieres quedamos en el pincho y te acompaño. 18:01
El hijo -Lo que veas 18:02

El padre - Me avisas. 18:03

El hijo -Y si dicen que no nos vamos y ya, o qué? 18:03

El padre - Si no vais otra vez a la Feria, pues no pasaría nada, que ya la tenéis muy vista. Nos acercamos tú y yo... 18:04

El hijo - No, digo si dicen que no la cambian 18:05

Porque no hay ticket ni nada 18:06

El padre - Pues nos tendremos que aguantar, pero no creo que sean tan sinvergüenzas. Y pon las comas como es debido. 18:07

El hijo - Okay 18:08

Quedamos, finalmente, a las 18:30, en la esquina de la calle Baños.

Por el camino volvió P. a expresar sus dudas. "Cómo no van a cambiarla", le repliqué, "no ves que esto está roto y agujereado por todas partes", y agité la camiseta como una bandera en una manifestación. "Si se niegan les decimos que son unos sinvergüenzas, llamamos a los guardias municipales, los denunciamos". "Ves, eso es lo que no quiero, que montes una escena", me replicó. Le dije que eso no sería en absoluto una escena, que todo lo haríamos con la más exquisita educación. "¿Sí?, ¿y cómo vas a llamarlos sinvergüenzas educadamente?", inquirió. Insistió en sus temores de que, en el caso de que se negasen a realizar el trueque, me pusiese yo como un energúmeno. Me molesté un poco. "Pero, hijo mío, ¿cuándo me has visto comportarme así?". "Bueno, alguna vez, cuando conduces...

Enredados en esta conversación ya estábamos en la Feria. Zanjé la charla. "¿Cuál es el puesto?", le pregunté.

Solucionamos el negocio en apenas tres minutos. Regentaba el puesto un marroquí tuerto y un joven ayudante, tal vez su hijo. Hablaban los dos como el Mordejai galdosiano. El muchacho, que era el que había hecho la venta, reconoció a P. y el dueño, al ver la camiseta, se espantó y comenzó a maldecir a la atolondrada juventud, que no hace nada a derechas. Que ese género de ningún modo se podía vender a nadie. Para que no le diese de palos a su joven ayudante en cuanto nos diésemos la vuelta, señalé a P., y denuncié que también tenía él cierta responsabilidad, por no haber comprobado si la camiseta estaba en condiciones... Me dio la razón, y volvió a quejarse de la pasmada juventud. Mientras tanto comprobaba la nueva camiseta, dándoles unos estirones tan enérgicos que bien que temí desgraciase todas sus costuras. Pero no, que aguantó la camiseta los tirones violentos. "Son mu buenas...", nos explicó, "italianas..." Acabamos el negocio dándonos las manos como embajadores de naciones amigas, con la mayores cortesías, con grandes cabezazos al aire, casi abrazándonos... Nos despedimos deseándonos la mayor prosperidad en nuestros asuntos. 

Antes de separame de P., que a él lo estaban esperando los amigos frente a la noria y yo me volvía para casa, aproveché para presumir de lo educados que somos y que eso que había hecho bien podría haberlo realizado él... Y le dije que no es uno un energúmeno, aunque sí un poco tonto, por haber resuelto lo que bien podría haber solucionado él mismo... Y ya me fui para casa con la satisfacción de haber hecho lo que no tenía que haber hecho.

Y así fue como concluyó esta nuestra segunda visita a la Feria.


PD: Del concierto de Rozalén no decimos nada porque ya está todo dicho, y mucho mejor dicho, por ahí. Fue magnífico.

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