viernes, 30 de septiembre de 2016

El sueño... Valverde II

A Valverde, como a todas partes, hemos venido con un par de libros. Capricho extremeño, de Trapiello, y Piedras labradas, de Torga. Es una manía que tenemos, esta de llevar siempre encima un libro. 

La primera mañana la pasamos leyendo en el hotel, junto a la piscina y debajo de un tilo. Escuchando la canción del río. Como era un libro que ya habíamos leído otras veces, lo abrimos al azar. Y lo primero que nos encontramos fue esto:

Qué maravillosas son  las siestas del verano extremeño...

Decidimos comprobarlo después de comer. Y luego, saltando de unas págians a otras, todo esto:

Subimos a los altos del olivar, desde donde se ven las cuatro casas del Pago y la torre de la iglesia, y algunas hebras de humo saliendo de las chimeneas, y pensamos en Virgilio, porque Virgilio se fijaba en los campos peinados cuidadosamente por el arado, en las casas con el hogar encendido, en lso caminos por donde volvían las yuntas de los bueyes. (...)

Si existiera en alguna parte una estatua o un busto de Virgilio más o menos evocador de su figura, a un precio razonable, lo traería a esta casa, le buscaría un rincón, junto a la yedra, o quizás, detrás, en una vieja olmeda, cerca de un reloj de sol. Pondría un banco de piedra a su lado e iría a rendirle mis visitas alguans tardes, cuando necesitase ser yo también ese poeta que ha de nombrarlo todo con las palabras exactas, que son siempre las más hemosas. Nada de invenciones, nada de suponeres., sino las cosas tal y como nacen del suelo, tal y como mueren. Y no solo lo que empieza y acaba, sino lo qeu se transforma: en el banco de piedra, en la propia efigie del padre Virgilio, se irían posando las rosas del liquen, el terciopelo del musgo, y así, cada año, parecerían ellos también más viejos, sin nacer y sin morir, como las cosas que son eternas.


...este paisaje en el que no pasa nada, es decir, en el que todo lo que pasa viene sucediendo de la misma manera desde hace quinientos años...


La felicidad es, como si dijésemos, algo que se tiene en alquiler...

Exactamente como esta casa en la que vamos a vivir siete días, pensamos.





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