viernes, 21 de septiembre de 2012

El maestro pintor

Hace unas semanas pintamos la casa. La pusimos patas arriba: vacíamos los armarios, movimos los muebles, sacamos todos los libros de las estanterías...

Unos días antes de que comenzase todo, el jefe de la cuadrilla se entrevistó con nosotros. "Vamos a acabar pronto", nos anunció optimista," porque vamos a venir cuatro".

Efectivamente, el día que estaba fijado para que comenzasen los trabajos, puntuales y muy temprano, aparecieron ese jefe y otros tres artistas pintores. Pero el jefe, tras saludarnos con entusiasmo y arremangarse para poner un sofá encima del otro, nos informó de que tenía que hacer unos recados y ya no le volvimos a ver  el pelo hasta el último día, cuando se pasó a comprobar que todo hubiese ido bien y a cobrar. Estuvimos entonces un rato charlando con él. No sé de qué manera nos deslizó que él no solo se dedicaba a ese noble y limpio arte de la brocha gorda, sino que también escribía en el periódico, todos los jueves, artículos taurinos. Nos lo contó con una ilusión tan pura en la mirada que no pudimos por menos que celebrárselo, y A. le dijo que yo también escribía, pero sin tema, sobre lo que me daba la gana y una vez al mes.  Comentamos  lo poco que se pagan esas colaboraciones, exactamente nada, y de las prisas con que las tiene que hacer él, esas columnas suyas, cuando llega la Feria... Las acompaña con un dibujo, que tampoco se le da mal la plumilla. Nos contó lo mucho que le gusta que luego le reconozcan en los bares, y le comenten lo que ha escrito.

Y ya cuando se iba a despedir, nos explicó que no era solo que escribiese, no - y se le volvió traviesa la mirada -, sino que también toreaba de vez en cuando. "¡Teoría y práctica!", exclamé asombrado, y compusimos A. y yo grandes gestos y visajes de sorpresa. "Esta tarde misma, toreo unas vaquillas en Tobarra. Tampoco me pagan, pero me puede la afición", se justificó orgulloso. Así que le deseamos suerte y lo despedimos como a un maestro, con otras muestras de gran admiración que nos agradeció muchísimo.


2 comentarios:

  1. ¿No sería Palomo Linares y su cuadrilla?

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  2. Ja, ja. No, amigo Jesús, no era el Linares, pero no le faltaba arte al muchacho...

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