martes, 29 de abril de 2014

Breve guía de una Semana Santa sin procesiones (casi) VIII

Viene el periódico grueso y no por las procesiones sino porque ayer se murió García Márquez...

Nos recuerdan A. y N., con los que comemos, que cuando le dieron el Nobel y le preguntaron a su madre que qué le parecía, esta contestó que ella no sabía nada, solo que todo lo que había escrito su hijo se lo habían contado...

A nuestro lado come un hombre en una silla de ruedas y con los brazos también lastimados, porque tiene la camarera que acercarle el vaso con la sidra, y sostenérselo mientras lo apura...

Discretamente, nos cuenta N. su historia, que si se la hubiese narrado a García Márquez, a lo mejor la hubiese puesto por escrito en un libro...

"Está así por un accidente de tráfico que tuvo persiguiendo a la mujer. A lo mejor ya estaban separados, de eso no me acuerdo bien, porque se llevaron siempre muy mal. Si no lo estaban, se separaron justo después. Pero el caso es que aquel día estaban en una boda, y ya por la tarde, ella cogió el coche y se marchó, y él, aunque estaba muy bebido, tomó el suyo y salió detrás de ella, dicen que con toda la mala intención del mundo, para arrollarla y sacarla de la carretera. Lo que pasa es que antes de alcanzarla, en la pendiente que hay en lo alto de San Esteban, en la curva que hay al final de esa cuesta, se estrelló, y así se quedó ..."

Y continúa  N.:

"Años antes también tuvo un asunto serio en una curva de El Padrún. Atropelló a un pobre paisano que iba caminado por la cuneta y, en lugar de socorrerlo, se bajó del coche y lo tiró a un prado, entre la maleza... El paisano murió y a él lo metieron unos años en la cárcel..."

A la vuelta, ya de noche otra vez, una luna llena y muy rubia juega con nosotros en la carretera, escondiéndose y volviendo a mostrarse, entre las montañas, una y otra vez...



(www.labocina.info)


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