lunes, 21 de enero de 2013

Los indignados

Acabamos de enterarnos esta semana pasada de que los verdaderos indignados no son esas gentes que salieron a las calles el 15-M y se instalaron en la Puerta del Sol y otras plazas del país. Ni siquiera los que se manifestaron por esas mismas fechas o los que siguieron las huelgas generales... No, los indignados genuinos, los verdaderamente indignados son los políticos, víctimas principales, los pobres, de la corrupción rampante. Nos vino a informar de esto, entre otros, la señá Aguirre. Lo hizo, además, con esa firmeza enérgica y castiza que es firma de la casa. 

¡Qué admirable mujer! Desde que ha abandonado su cargo y se ha empleado en la empresa privada, no para. Y como es mujer que no va a regatear ningún esfuerzo ni sacrificio por el bien de este país, encuentra tiempo, tras ese trabajo nuevo que tiene, para hacer declaraciones cada día. Y así lo mismo sale a recordarles a sus antiguos compañeros que la labor política es un servicio público y no puede nadie eternizarse en los puestos -y bien sabe ella de lo que habla tras más de veinte años saltando de un cargo a otro-, que afirma sorprenderse de que nadie en su partido se hubiese dado cuenta de lo que tramaba su tesorero, el señor Bárcenas. A ella, por supuesto, que la registren.

Y terminó la semana haciendo esa declaración dolorida, que ante este asunto de los millones suizos del señor Bárcenas, los más indignados no son los ciudadanos, qué va, sino los políticos, que son la mayoría honradísimos y decentísimos como se ve cada día en los periódicos y puede acreditar ella con su historial.

¡Qué mujer! Ni eso nos deja la señá Aguirre, que todo lo quiere para ella.





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