viernes, 28 de febrero de 2014

Elogio de la cama

Llegados al fin a la orilla de este largo fin de semana de cuatro días -hasta el miércoles no volvemos al instituto- disfrutamos pensando en lo bien que vamos a estar sin la obligación de madrugar.

Fantaseamos ya con el tiempo extra que vamos a pasar en la cama, e incluso acariciamos la idea de no levantarnos. Con una radio cerca, tres o cuatro libros y un orinal, a lo mejor podíamos pasar todo este tiempo sin salirnos de la cama, pensamos...

Luego, lo más probable es que incluso madruguemos, y que hagamos mil cosas, de aquí para allá, pues también eso nos gusta. Sin embargo, ahora, no dejamos en pensar en esa posibilidad de quedarnos varados entre las sábanas, bajo el edredón nórdico, al abrigo de las inclemencias del tiempo y de la vida.

Qué invento la cama. Ya lo decía Descartes, que consideraba "que en ninguna parte mejor que en la cama se preparaban unos exámenes ni se pensaba ni se estudiaba mejor y con mayor fruto". Pues eso.




                              

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