Monedas de oro íbamos levantando con el coche camino de Úbeda. Eso parecían las hojas caídas sobre la carretera, y al verlas agitarse a nuestro paso, por el retrovisor, nos sentíamos como reyes rumbo a un merecido descanso que, anuncian los periódicos, ya nunca más tendremos. El año que viene van a dinamitar todos los puentes.
Sobre nosotros, grandes nubes trashumantes. Los olivos se veían recién lavados con las lluvias de estos días. Parece ser que han llegado un poco tarde esas lluvias y no habrá este año muchas aceitunas. Serán, eso sí, más gordas y lucidas, pero eso no asegura más aceite, sino jamila, una sustancia que da lugar al alpechín y que hace que huelan tan mal las almazaras, cuando se empieza a cosechar... Al contrario, las palabras que designan esos deshechos, jamila, alpechín, traen consigo un delicado perfume oriental...
Sobre nosotros, grandes nubes trashumantes. Los olivos se veían recién lavados con las lluvias de estos días. Parece ser que han llegado un poco tarde esas lluvias y no habrá este año muchas aceitunas. Serán, eso sí, más gordas y lucidas, pero eso no asegura más aceite, sino jamila, una sustancia que da lugar al alpechín y que hace que huelan tan mal las almazaras, cuando se empieza a cosechar... Al contrario, las palabras que designan esos deshechos, jamila, alpechín, traen consigo un delicado perfume oriental...
A mitad de camino nos paramos a tomar un café. En la tele están emitiendo un programa musical que mis sobrinas siguen con devoción. De pronto, aparece una concursante de mi pueblo. Siempre he esperado un momento como este. Con lo bien que se canta en Asturias, me preguntaba, ¿cómo es posible que no salga nadie en uno de estos concursos musicales? Es esta cuestión que me intrigaba mucho y no me dejaba dormir. No retomamos el viaje hasta que me entero de que no la eliminan, y pasa a la siguiente ronda... Mientras vamos hacia los coches, les dejo encargada a mis sobrinas noticia puntual de la suerte de esta chica...
Al fin, llegamos a Úbeda. En la primera conversación, en la sobremesa, nos recuerda mi suegra que siempre le gusta, cuando va a dar un pésame, ver al muerto. "Es una manía", reconoce, "pero yo, si no veo al difunto, no me marcho tranquila". Hace poco dice que vio a uno que tenía la cabeza un poco ladeada. "Estaba muy bien, parecía como si estuviese durmiendo". Dice que eso no es lo normal, que de muertos se le pone muy mala cara a todo el mundo. " A mí, cuando me muera, me pintáis bien, que yo no quiero tener, cuando me muera, cada de muerta".
Leemos en el blog de Muñoz Molina que él también está en Úbeda. Cuenta que su tío, al contrario de lo que nos habían dicho a nosotros, opina que la aceituna gorda es buena noticia, pues así dará más aceite.
Antes de acostarnos, recibimos un wasap de J. A. Está en Valverde del Fresno, que su chica, N., es de allí. Nos dice que cuando llegaron la tía de N. estaba leyendo un libro de Muñoz Molina...
Antes de acostarnos, recibimos un wasap de J. A. Está en Valverde del Fresno, que su chica, N., es de allí. Nos dice que cuando llegaron la tía de N. estaba leyendo un libro de Muñoz Molina...
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