lunes, 15 de abril de 2013

Crónica riojana ( Final. Viaje de vuelta)

El último día, después de dejar a la camarera malhumorada, al capo local y a la extraña pareja en sus afanes cotidianos y en el sitio de siempre, como todos los anteriores tuvimos que esperar a que P. y C. desayunasen. Así que aproveché para irme corriendo hasta "Castroviejo", a ver si estaba abierta. Para curiosear un poco y para comprarle a A. ese libro de Amalia Bautista. Porque le gusta mucho esa escritora, y porque se cumplía nuestro aniversario.


                                    (rocioarana-adaldrida.blgspot.com, que sí se la encontró abierta)

Pero, aunque ya eran las diez de la mañana, me la encontré como la noche anterior, vacía y cerrada. Alrededor, y por las calles por las que pasé en el camino, se veía todo más o menos igual. Todo cerrado y vacío. A lo que parece, Logroño es una ciudad que despierta más tarde. Me quedé un rato frente al escaparate, con la cara pegada al cristal, desconsolado como un niño goloso ante ante una pastelería. De vuelta a la casa, cabizbajo, el único negocio que vi abierto fue la golmajería "La Golosina". A punto estuve de entrar a endulzar el amargor que llevaba  a cuestas y comprarle unos dulces a A. Pero no. Ya que esa librería continuaba cerrada, ¿qué hacíamos nosotros todavía en esa ciudad?


(rocioarana-adaldrida.blgspot.com)



(pepopazsaz.blogspot.com, que también)


Desayunados ya los chiquillos, antes de irnos definitivamente, me tenía preparada A. una sorpresa bien emocionante -ver imagen al final de esta entrada- y J.A. y N. unas bolsas con vino de la tierra, y patés y sal de vino, y chocolates y no sé cuántas golmajerías más -me he apropiado de la palabra, que me gustó mucho-. Nos despedimos al fin, las titas con lágrimas en los ojos, y por la Plaza de la Oca y bajo la sombra de la iglesia de Santiago, nos fuimos a por los coches.

El viaje de vuelta fue plácido. Atrás se iba quedando Logroño, con las letras capitulares de sus cigüeñas en torres y chimeneas. Luego, camino de Burgos, peregrinos en los caminos y nieve tímida en los tejados y las cunetas... Atapuerca, Lerma, Aranda, Madrid y, casi sin darnos cuenta, de nuevo el paisaje adusto de La Mancha...


(ninosdefuego.com) 

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