martes, 16 de abril de 2013

Una carta verídica


Me avisó mi hermano, con un correo electrónico. Mientras la leía pensaba que eso tenía que ser, sin duda alguna, una broma. Un montaje que hubiese hecho él mismo o algún conocido suyo. 

Luego le llamé por teléfono, para comentarlo. Me explicó que no se trataba de ningún montaje. Esa carta la había publicado La Nueva España hacía unos días, y él la había leído en un bar en el que estaba con un compañero, tomando un café. La había visto y leído, permítanme la licencia, con sus propios ojos. Y, como yo, al principio no daba crédito a lo que estos le estaban enseñando. La copio aquí y luego les pongo el enlace. Sin más comentarios.


Mejorar la tapa del servicio

28 de Marzo del 2013 - Juan Castañeira Fernández (Tres Cantos (Madrid))
Tal como se halla instalada la tapa del servicio en donde colocamos las nalgas para hacer las necesidades produce una indebida sensación de frialdad, máxime en la estación invernal, lo cual es necesario y razonable modificar. Harían muy bien que los industriales del sector hiciesen un esfuerzo de ingenio o nuevo diseño para mejorar la instalación, rompiendo el diseño tradicional por otro que, evitando la frialdad que produce el actual, resultase más satisfactorio. Además de agradecérselo podrían cobrarlo por adelantado.
Encontré en casa de una mujer de Colmenar Viejo un servicio distinto a los habituales, en el que habían puesto en la tapa, en que ponemos las nalgas, de modo artesanal, una tela de terciopelo prendida por unas gomas, evitando el frío. Este hecho me dejó encantado y admirado. Al llegar a mi piso de Tres Cantos no dudé un momento en copiar el invento, que había visto en casa de la citada mujer.
Pensé que esa labor artesanal debía de ser hecho por los industriales del sector, que lo harían más ajustado y perfecto, que lo hice yo. Por otra parte, cuando hice la deposición en lugares distintos al servicio de mi casa sentía más frío de lo debido, pues estaba acostumbrado a mi propio servicio. Me entró una reflexión, diciéndome: no vale para nada cambiar si los demás siguen lo mismo. Desde entonces me propuse difundir la necesidad de cambiar la instalación de las tapas del servicio, que eviten el frío a los humanos.
No es una cosa baladí, ya que el servicio es algo que usamos todos los humanos sin excepción y todos los días, siendo en ello una clara diferenciación con los animales o las bestias.
Si bien dicen los filósofos que toda crítica de lo que sucede tiene una impronta negativa, nos preguntamos, si no son las críticas necesarias para que las cosas mejoren o cambien.
Finalmente, y para terminar, afirmamos, que la idea de remodelar la tapa del servicio, haciéndola «calentita», es un adelanto y como todo ennoblece y dignifica a los humanos.



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