domingo, 26 de junio de 2016

Jornada de reflexión

La jornada de reflexión, haciendo gala de un enorme sentido de responsabilidad democrática, solo salí de casa, a primera hora, a hacer las compras indispensables: un poco de pescado, un poco de carne, el pan... Tras estos mandados me recluí en casa. 

La mañana la pasé leyendo (La España vacía, un ensayo sesudo y entretenido al mismo tiempo) y la tarde viendo fútbol. Me tragué tres partidos y medio. A las tres de la tarde, nada más comer, el Suiza - Polonia. Jugó mucho mejor Suiza, como si fuese, salvando las distancias, la selección española campeona de Europa o aquel glorioso Barça del Guardiola. Acariciaba la pelota con delicadeza y la llevaba de un lado a otro con precisión y cierta belleza, solidarios, ordenados y eficaces todos sus jugadores, como los ciudadanos de un país bien gobernado. De todas formas, acabó el partido en empate, nada cambió en el tiempo de descuento y en los penaltis ganaron los polacos... El fútbol se parece tanto a la vida por cosas como esta: el mundo es injusto y el fútbol también...

Luego, casi sin tiempo para ir al baño, comenzó el Galés - Irlanda del Norte. Un tostón impresionante. Apto solo para idiotas como uno, que si hay un balón rodando por medio no podemos quitarle la vista de encima. Hubo un momento en el que nos adormilamos... Lo combinamos,  a partir de cierto momento, con el Caudal - Haro, que retransmitían en la página de la RTPA.  Mientras seguía este pensaba mucho en mis padres, que viven a cien metros del campo. Estarían en el salón de casa, seguramente también durmiendo la siesta. Al mediodía había hablado con ellos. Sacó el tema político mi padre. Aunque se pasó la infancia aconsejándonos no mezclarnos en tan feos asuntos y alabando las virtudes de lo apolítico, ahora resulta que, a la vejez, gaitero, es este de la cosa pública asunto que le apasiona. Y cada vez que trato con él de ello acaba hablándome siempre de lo mismo: de la ciudad residencial de Perlora, que ahora está echada a perder, o de los pantanos que inauguró Franco, o de lo ladrones que son todos, todos, eh, no solo los que señala la gente... Le advertí de que, al tratarse del día de reflexión, a lo mejor estaba cometiendo un delito contra la Ley Electoral por hablar de todas esas cosas. No me hizo caso y siguió un rato. Resulta fatigosísimo. Por eso siempre intento cambiar de tema. "¿A qué hora dices que juega el Caudal?"

Me puse un poco melancólico y proustiano viendo al equipo de mi pueblo. A ese campo asistí muchas veces en la infancia. Con los amigos. Casi siempre acabábamos desentendiéndonos del juego y nos distraíamos con cualquier cosa. El campo está muy cerca de casa y frente al colegio en el que pasé la EGB. Ha cambiado poco. Han sustituido la hierba por un césped artificial y la pelota, al menos ayer, botaba como una loca y era muy difícil hacerla entrar en razón. Las pistas de atletismo ya no son de tierra negra, ahora parecen de tartán. El partido era muy malo, así que me puse a recordar los años del colegio, cuando participábamos en los juegos escolares de atletismo que se celabraban en esas pistas. A uno, como ni era muy rápido ni destacaba en nada, me escogían siempre para las carreras de fondo. Esas carreras no las quería correr nadie porque suponían un gran esfuerzo y una gran paciencia. Resultaba muy aburrido y fatigoso - casi tanto como hablar con mi padre de política- hacer dos o tres kilómetros sin parar. Pero tenía uno entonces un gran espíritu de sacrificio. Nunca gané nada, pero tampoco me retiré jamás.

Al final ganó Galés con un gol en propia puerta de un defensa irlandés y el equipo de mi pueblo consiguió el ascenso a la 2ª B, permitiendo con ello, en feliz carambola, la permanencia en Tercera del Urraca, el equipo de Posada de Llanes, que es donde veraneamos, y también, en Preferente, la del Rayo Carbayín, con el que no nos une ningún lazo sentimental pero por el que nos alegramos igualmente.

Y ya acabé el día, solo en casa, porque la familia se fue por ahí a reflexionar en una terraza, viendo el Croacia -  Portugal.

Había previsto uno una final entre España y Croacia. Nos equivocamos. Croacia no estará en la final (tal vez España tampoco). De nuevo el fútbol remedó la parte más puñetera de la vida. Portugal solo tiró a puerta una vez. "Muchas son las ocasiones en las que no llega más arriba el mejor", reflexioné... "A la vista está..."  Y ya, como si me hubiese poseído un vidente, me puse a hacer augurios: "No nos gobernará el mejor ni el más preparado... Se materializará la Gran Coalición y todo seguirá, más o menos, igual...", me dije con los ojos vueltos y la cabeza hacia atrás.

Así me encontró la familia, que se asustó mucho, me dio dos bofetones para que volviese en mí y lo achacó a una sobredosis de partidos de fútbol.




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