martes, 24 de abril de 2012

Rrrrrrrrrrrrrr

Me ocurre a menudo. Hoy fue al comprar un nuevo teléfono móvil -el viejo, muy viejo el pobre para estos tiempos fugaces que nos llevan vete tú a saber dónde, llevaba ya un tiempo agonizando-; ayer, al hacer la factura en el taller; hace unas semanas, en un albarán de unos libros para la biblioteca... En todos esos documentos mercantiles aparece mi nombre así escrito: Enrrique

En cada una de esas ocasiones, podría haber levantado la mano, o carraspeado, y corregir el error: "Perdone usted, se escribe con una sola erre..." Pero no. Lo dejé pasar. Suena nuestro nombre, de ese modo escrito, más germánico aún, y se diría que nos da un carácter más cuajado y fiero: EnRRique... "¿Cómo se llama usted?", me preguntarían los alumnos, y yo contestaría, marcial y rotundo: "EnRRique", y naturalmente se cuadrarían al instante, firmes como reclutas... Claro que esto es un cándida fantasía, pues los alumnos ya no tratan de usted a nadie y hace tiempo que les interesa poco el nombre de sus profesores y maestros. Yo creo que dentro de bien poco ni siquiera sabrán qué materia le da este o aquel. De un día para otro se olvidarán. "Este del pelo blanco, este... ¿de qué es, de mate o de lengua?", preguntará alguno. Y sus compañeros, encogiéndose de hombros, no sabrán qué responderle: "Y yo que sé..."

Pero volviendo a lo que nos ocupaba: la próxima vez que me tengan que hacer una factura, un albarán o un contrato, le voy a pedir a quien lo redacte que le ponga a mi nombre todas la erres que pueda, no dos, sino tres o cuatro... "Se escribe con cinco erres", les diré muy serio.


2 comentarios:

  1. EnRRique suena como muy... muy a lo MeRRquel

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  2. Por favor, ¿quién tiene el balón del penalty de Sergio RRRrramos?

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