viernes, 13 de abril de 2012

Semana Santa (Conversación en el ambulatorio)

(Ambulatorio de Mieres. Sala de espera, pintada de  azul celeste, como la bandera de Asturias. Sentadas en unas sillas de plástico naranja, mi madre y una amiga suya, que están a la espera de que la enfermera las llame para hacerse un análisis de sangre)

Amiga: Fíjate, en Semana Santa y aquí ni una procesión...
Mi madre: Ya.
Amiga: Si quies ver una tienes que poner la tele o dir hasta Candás o Luanco, que creo que son muy guapes...
Mi madre: Ya.
Amiga: ¿Y sabes por qué aquí no hay ninguna? Pues porque no quier don Nicanor, que siempre fue socialista...
Mi madre: ¿Tú crees?
Amiga: Dígote yo que sí. Cura, y buen cura, pero más socialista que les gallines...

(Entra en la sala de espera una muchacha muy joven y muy gorda, pero sin complejos de ninguna clase, pues lleva una ropa muy ceñida, y también muy colorista. Va enseñando el ombligo). 

Amiga: ¿Daste cuenta la cantidad de gente joven que está esperando pa el análisis?
Mi madre: Ya.
Amiga: Que vengamos nosotres, con la edad que tenemos, ye normal, pero tos estos, paézme increíble... Ahora ya no hay ni vergüenza ni salud...

(La chica gorda se agacha para recoger el volante, que se le caído de las manos cuajadas de sortijas. Al hacerlo, se le ve la delgada línea de un tanga carmesí).

Amiga: ¡Madre de Dios! ¿Tú ves cómo va esa? ¿No tendrá una madre que-y diga que así nun se pue dir por ahí?
Mi madre: Ay, amiga mía, ahora..., ahora todo el año es carnaval...




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