martes, 10 de abril de 2012

Semana Santa (La aldea y la corte)

Cenera, en el valle de Cuna, ese cuya romería septembrina cantó Víctor Manuel echando la cabeza para atrás como si le doliese la espalda, es un lugar bellísimo. A dos pasos de Mieres, de las ruinas industriales y los pozos mineros clausurados o a punto de ser cerrados, ese valle parece un lugar remoto, una arcadia feliz en la que no resultaría extraño encontrarse, a orillas de su pequeño río, a algunas ninfas ociosas que distrajesen su tiempo peinándose las doradas y larguísimas cabelleras.


Pasamos la mañana del Domingo de Ramos en ese lugar feliz, con mi hermano y los sobrinos, que nos trajeron la palma bendecida y unos bombones exquisitos, por ser sus padrinos. Nosotros, a cambio, les entregamos unos juguetes como pegarata, que es como se llama en mi pueblo al presente que el padrino le lleva en estas fechas a su ahijado. Luego comimos en una sidrería y la sobremesa la hicimos en el prado, corriendo y jugando como salvajes bajo un cielo de un azul perfecto, luminoso y sin tacha...


Por la tarde nos acercamos hasta Oviedo, a visitar a  H. y C., a M. y N. Se había vuelto el día del revés, y el cielo se veía oscuro y gris. Solitarias y frías las calles del centro. Lluvioso. En Asturias las cosas suceden así, cambian de un momento a otro de un modo fundamental y completo. El plan había sido, en su origen, acercarse al Parque de Invierno, cerca de la casa de nuestros amigos, para que los chiquillos jugasen un rato al baloncesto y pudiésemos nosotros charlar tranquilamente. Pero el día, veleta y traicionero, no lo permitió. Así que nos llevaron a un bar muy moderno que, sin mucho esfuerzo, te hacía pensar que estabas en Londres o Nueva York. Te tomas el café allí con una aguda sensación cosmopolita muy agradable y placentera... Se te pone además un cara más interesante y, aunque no lo domines en absoluto, te acometen unas ganas irrefrenables de ponerte a hablar en inglés, a reírte en inglés, a ir al baño en inglés, todo en inglés...


Como se ve, en  Asturias no solo  es muy variable el tiempo; también lo son  los paisajes. Ventajas de ser un país tan pequeño, como hay tan poco espacio, nos hemos visto obligados a colocarlo todo un poco junto, unas cosas encima de las otras... Y así, de la misma manera que en pocos minutos se pasa de un día soleado a la lluvia y el frío, en muy pocos kilómetros puede cambiar uno el agro más asilvestrado por la ciudad más moderna...


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