viernes, 14 de junio de 2013

El misterioso caso de las bufandas al viento

Hace ya varias semanas, unos días antes del partido de promoción que debían jugar el Oviedo y el Albacete, el vecino de enfrente colgó de su balcón tres bufandas de este último equipo.

Les saqué unas fotos a esas bufandas, y se las mandé a M., tan aficionado a los asuntos de su ciudad, a su móvil. "Velando armas", le decía.

Al principio pensé que las tendría el vecino allí para que les diese el aire, para que se les fuese el olor a naftalina que habrían cobrado tras pasarse un año en el fondo oscuro de una armario. Pero no. Pasó el primer partido, pasó el segundo, el Albacete cayó eliminado, el Oviedo ha perdido ya el partido de ida de la eliminatoria siguiente, está a punto de jugarse ya el segundo..., y sin embargo, ahí siguen las bufandas, anudadas a la barandilla de la terraza., remando al viento... 

Es un misterio, y también nos parecía, al principio, una imagen melancólica, un poco triste... Sin embargo, pensamos ahora que se trata de una hermosa forma de resistencia, tan necesaria en estos tiempos. Una fresca oposición a la realidad. "Nos podrán vencer", parecen declarar esas bufandas, "pero jamás derrotarnos"... De manera que cada mañana, después de la ducha y antes del desayuno, nos asomamos a la ventana del salón, para comprobar que las bufandas siguen allí. Y al ver que es así, encaramos cada día, gracias a su lección silenciosa, más animosos.




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