jueves, 9 de enero de 2014

Antes del viaje II

Por prepararnos para el viaje, que casi siempre es largo y nos mantendría muchas horas sedentes, el mismo día de este salimos P. y yo a estirar las piernas. Fuimos hasta el parque, donde visitamos una exposición sobre la Antártida patrocinada por un banco. Estas exposiciones, que ese banco circula por todo el país, la carpa, los paneles, los carteles, dibujos, gráficos..., los construyen en Asturias, en un polígono de Tudela Güeria, al lado de la casa de nuestro amigo N. Apenas me enteré de nada sobre los hielos polares, pensando en esto, acordándome de la casa de N., de las dulces horas que hemos pasado allí...



Luego nos paramos a charlar un rato con nuestro informático particular, que, aunque era domingo, tenía su tienda abierta. Además de ocuparse del proceloso y mistérico mundo de la informática, vende también algunas chucherías muy llamativas, sobre todo unos robots antiguos, y réplicas modernas de estos, que son preciosos. El local donde tiene su negocio es diminuto, pero entrar en él es como regresar a la infancia. A P. le fascina y siempre está empujando para que entremos...

Cuando le contamos de nuestro próximo viaje y, al preguntarnos, le contestamos que nos íbamos a Asturias, le hizo mucha ilusión, pues, nos contó, él había vivido allí entre los ocho y los doce años..., en ¡¡¡¡¡¡¡Mieres!!!!!!!! De manera que allí estuvimos largo rato, glosando las maravillas de mi pueblo: la calle en la que vivió, el colegio, los puestos de golosinas del parque, las excursiones por los montes de los alrededores, el río y las huelgas... Nos fuimos de allí contentísimos. Fue como un prólogo del viaje inminente, como un augurio benéfico, como si ya estuviésemos allí...




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