jueves, 9 de diciembre de 2010

Barcelona (II)

Domingo 5 de diciembre (mañana)

A Barcelona hemos venido con un pequeño plano y dos guías: "Barcelona y sus vidas", de Carlos Pujol, y "Barcelona, una discusión entrañable", de Pla. No son unas guías al uso, porque en realidad se trata de dos libros literarios, pero no creo que haya, para pasear esta ciudad, dos libros mejores. Las cosas que cuentan las guías no suelen servir para gran cosa, y por el contrario las que nos dicen Pla y Pujol son de una utilidad positiva, además de estar maravillosamente dichas. Gracias a ellos, vemos siempre mucho más allá.




Pujol nos conduce de la mano por todos sus barrios, los viejos y los nuevos, los prósperos y los de medio pelo, por los anchos paseos y los edificios famosos y por las calles escondidas, anónimas e íntimas. Nos muestra la ciudad visible y la invisible, la que se ve y la que se perdió: "Las formas invisibles del aire solo pertenecen a los imaginativos, que más allá de lo que ven los ojos adivinan otra ciudad que tal vez no fue bella, pero que empezó a serlo cuando se perdió". Es el libro de quien ha vivido la ciudad largos años, y paseado por todas sus calles, y se ha sentado en la mayoría de sus bancos, en sus parques y sus plazas, y viene ahora a contarnos de esos paseos y contemplaciones, para, si lo deseamos, le sigamos por ellas y nos sentemos a su lado, a escucharle las muchas historias que sabe, vistas, leídas u oídas, sobre esta ciudad que, evidentemente, ama.



Pla, siempre tan Pla, que también la ama, lo hace a su manera de payés desconfiado, y se muestra más distante, más gruñón, y nos dice sobre todo aquello que menos le gusta: los monumentos, la Plaza de la Universidad y la de Cataluña ("una de las más desdichadas del continente"), las cornisas y los hierros del Ensanche, cuyas líneas rectas le enervan, el Arco del Triunfo ("construido con el prurito de la originalidad, desprovisto de cualquier proporción, es una adefesio crispante"), los edificios modernistas ("El crecimiento de Barcelona coincidió, en un momento determinado, con una de las etapas de mal gusto europeo más acentuado y la coincidencia se vio agravada además por las genialidades autóctonas de nuestros arquitectos. Y así es Barcelona -pudiendo haber sido un plano inclinado lleno de encanto y gracia"), etc., etc. Pero, a pesar de todo esto, también es este libro un canto de amor a esta ciudad, y aunque hayan pasado ya muchos años desde que lo escribió, Barcelona sigue pareciéndose mucho al lugar en el que aquel ampurdanés cazurro y lucidísimo vivió  sus años juveniles y más tarde se hizo escritor.

Y así salimos a la calle la primera mañana, gris y un poco desapacible, mañana de domingo de diciembre, con estos dos libros en los bolsillos, para disgusto de A., que dice que así echo a perder el abrigo, que se estira por el peso. Pero, cómo vamos a salir sin ellos, qué haríamos entonces en esta ciudad.

Continuará

2 comentarios:

  1. revisa este reportaje de una fotógrafa americana (Kaylynn Deveney)sobre el día a día en la vida de un anciano llamado Albert Hastings

    http://www.kaylynndeveney.com/bertintro.html

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  2. Lo acabamos de ver tu tita y yo. Nos ha gustado mucho. Gracias por tenernos al tanto de estas cosas. ¿Qué tal tus exámenes? ¿Y el frío granadino?

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