jueves, 20 de septiembre de 2012

Antiguos alumnos

Hoy, a la hora del recreo, hemos vuelto a salir a la calle para protestar contra los recortes. Cuando llegué a la puerta algunos compañeros colgaban ya las verdes pancartas en las verjas y E. probaba el pequeño megáfono con el que iba a leer un manifiesto reivindicativo. De pronto, vi a su lado a un joven, polo claro y pantalones vaqueros, cuya cara me resultó familiar. 

-Yo a ti te conozco-me dirigí a él.

-Sí -me contestó-, me diste clase en Alcaraz.

-Ah, claro- repliqué.

Tal vez porque de aquello hace ya diecisiete años, no era capaz de recordar su nombre, ni el curso en el que estaba, ni ninguna otra cosa de él. Al margen del tiempo que haya pasado, esto de los viejos alumnos es un misterio. Uno se acuerda bien de algunos y nada de otros, independientemente de su comportamiento o sus notas. Y así como hemos olvidado completamente a quien fue muy inquieto y revoltoso, guardamos memoria en cambio de aquel alumno gris, discreto y silencioso y podemos llamarlo por su nombre y sus dos apellidos.

-¿En qué instituto estás ahora?- me preguntó señalando la puerta del Parque Lineal, que era donde habíamos quedado citados los profesores de los cuatro institutos que hay en esa zona.

- Estoy en el Don Bosco-, le aclaré señalando el mío, doscientos metros más allá de donde nos encontrábamos.

- Y tú, ¿estás aquí, en el Lineal?-y ya iba a seguir preguntándole por su especialidad, y si estaba desplazado, como tantos ahora, o tenía su plaza definitiva, cuando me respondió:

-No, yo soy policía. Me han mandado a vigilar.

-Ah, claro-respondí sin alterar el semblante, completamente impávido. Y continué hablando con él de esto y lo otro, como si me hubiese contestado que era jardinero. Me ocurre a veces que cuando me tiro a la piscina y resulta que no hay agua, hago como si estuviese llena y braceó y muevo las piernas con mi mejor estilo.

Y ya, después de comentar que seguramente llovería por la tarde, nos despedimos con grandes cortesías, estrechándonos la mano.

-Bueno-le dije-, me alegro mucho, ya nos veremos.

-Seguro que sí.





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