miércoles, 13 de marzo de 2013

El sobre vacío

Una vez, cuando era uno muy joven, encontré mis zapatillas, después de mucho tiempo buscándolas, dentro de la nevera. Justo al lado de los yogures.

En qué estaría pensando uno cuando las metió en lugar tan fresco, es cosa que no recuerdo. Pero debía ser reflexión muy profunda e incumbente.

Cuento esto para demostrar que estas cosas me pasan a mí desde siempre. Que no son fruto de la edad. 

Hace unos días tuve que ir a correos a enviar un sobre. Un sobre dentro de otro sobre, este acolchado. Enviaba en él la patilla rota de las gafas de P. Como se las habíamos comprado este verano en mi pueblo, y aún estaban en garantía, llamamos a la óptica y nos dijeron que no había ningún problema. Tan solo nos pidieron que les mandásemos esa patilla tronchada, que se la exigían en la  casa para darles una nueva. Y eso fue lo que hice. Pasé por la papelería, compré los dos sobres, me los metí en el bolsillo del abrigo y me encaminé a la estafeta postal. Una vez allí, cumplimenté un par de formularios para que nuestro envío llegase a su destino lo más rápidamente posible, cerré el sobre acolchado con sumo cuidado, lo sopesé un rato considerando qué podría ocurrir con la patilla que allí iba, si llegaría, en esas condiciones, más estropeada aún de lo que ya estaba. Pensé que eso ya no tenía la más mínima importancia y escribí con esmerada caligrafía el destinatario: "Óptica Martínez. Plaza Santa Bárbara, 8, 33600, Mieres, Asturias". Se lo entregué al funcionario y pagué lo que me pidió.

Luego todavía hice un par de mandados más y ya me volví a casa tan contento.

Fue al día siguiente cuando me di cuenta, cuando me volví a poner el abrigo y metí la mano en el bolsillo.

-¿Qué es esto?-me pregunté a mí mismo al sacar de allí un sobre blanco, normal y corriente.

Todavía no había cerrado ese signo de interrogación cuando caí en la cuenta. Efectivamente, allí tenía aún la patilla rota de las gafas de P.

El sobre acolchado, como si de una manifestación artística sobre el sinsentido de la vida fuese -una performance que diráimos ahora-, viajaba vacío hacia el norte.




Interior de un tren correo (zazzle.es)



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