martes, 7 de mayo de 2013

Catorce kilómetros

El sábado nos fuimos los amigos  a comer a Tinajeros. Los catorce kilómetros que separan Albacete de ese pueblo los hizo cada cual como más le apeteció: los chiquillos y R., en patines; C., P. y quien esta crónica escribe, en bicicleta; y el resto, en coche. Estos últimos, por la nueva carretera nacional; los patinadores, por la vieja vía, aquella en la que se mató Rommel Fernández, mítico delantero panameño, cerrada ahora al paso de los coches o las motos y habilitada para paseantes, ciclistas y otros seres sin motor; y nosotros tres, dando un rodeo por caminos y sendas de tierra, primero hacia Chinchilla y luego ya, en línea recta, hasta ese pueblo de Tinajeros, a comer en Los Martínez, famoso por sus gazpachos, sus arroces caldosos, su hígado a la plancha y otras mil golosinas...

Nada más salir, nos neutralizó un rebaño de ovejas. Quijotesco... Se entiende que el hidalgo confundiese  el suyo con lo que más le placía en aquel momento. Al verlas en la lejanía, difuminadas en el polvo que sus patas suspendían en el aire, podría pensarse en cualquier cosa. Cuando las alcanzamos, comenzaron a ponerse nerviosas como señoritas remilgadas. Se les movían las orejas muy graciosamente. Luego, se desviaron a una granja y nos dejaron el camino abierto.

Nos dirigimos hacia las primeras lomas de la sierra de Chinchilla. Estaba el campo precioso, verdes los trigales, amapolas en las orillas, también jaramagos, y un buen montón de otras plantas y flores anónimas que no supimos nombrar... En el cielo flotaban ociosas unas nubes pequeñoburguesas, redondas, blancas y satisfechas, que descansaban de sus muchas travesías en la mañana plácida y serena... Me pareció a mí que contemplaban nuestros pedaleos con escepticismo...

Después de un tramo de carretera, volvimos a los caminos cervantinos, entre las amapolas rojas y la cebada verde y tierna. De vez en cuando, dejábamos a un lado un pequeño vertedero clandestino o los muros arruinados de alguna  vieja alquería... Al fondo se escuchaba el zumbido de abeja de las motos que corrían en el circuito. Era el camino una cinta blanca tendida entre esos campos floridos, cortándolos recta y firme. Se podría hacer, con esa imagen, un buen cuadro moderno. Un Van Gogh, por ejemplo. Al final, esa cinta vertical e inquebrantable se empinaba imperceptiblemente y, una vez terminada esa subida, apareció a nuestros pies, delante de nuestros manillares, recogido en un pequeña hondonada, el pueblo de Tinajeros.

Paramos allí, en esa cumbre modesta, y nos sacamos unas fotos junto a una lagunilla que, nos explicó más tarde el tabernero que nos dio de comer, fue el lugar donde nació el pueblo. Que llegaron a él, no hace más de trescientos años, unos de Chinchilla que se asentaron allí por el agua y lo arcilloso de la tierra, y que comenzaron a hacer tinajas, orzas y otros enseres de barro cocido. Pero que luego, cuando se abrió el canal, se desplazó el pueblo más abajo, etc., etc.

Comimos y charlamos largamente sobre un buen montón de asuntos, comentamos lo de la oración del autobús -había división de opiniones-..., y ya nos volvimos todos en coche menos nosotros tres, que esta vez sin rodeos, emprendimos el viaje de vuelta paralelos al canal. Iba este colmado de agua. El campo, por esa ruta, se veía igualmente magnífico, amarillo a un lado, y cardos y amapolas al otro. Y en el canal patos; y en el camino, gazapos que lo cruzaban nerviosos cuando nos sentían llegar... En algunos lugares, se había desbordado el agua y formaba extensas lagunas. Una fauna de aves acuáticas paseaban muy formales sobre ellas, como las gentes una tarde de domingo por la calle mayor o el espolón... A veces se nos clavaban los cardos en los tobillos, o se nos prendían espiguillas en los talones. Íbamos como en el poema de Panero...

Yo he sido transparente
viajando en bicicleta,
con brisa en los pedales
y trigo en la chaqueta.

Al final, encontramos el camino descarnado, con las piedras desnudas como huesos, seguramente porque también el agua llegó a él...

Atardecía cuando llegamos a la ciudad.


(www.casaturismorural.com)

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