martes, 13 de diciembre de 2011

Del derecho o del revés

Hace unos días nos llevó J. Á. a ver una exposición en el Hospital de Santiago, de pintura y colectiva, porque había colgados en ella dos cuadros de una amiga suya... Al Hospital nunca le decimos que no, porque es una belleza de edificio. No conocemos demasiados sitios como ese... Las esbeltas torres de azulejos de colores, el  patio, la  fuente, las anchas escaleras... En una esquina está la biblioteca pública y, al otro lado, el pequeño planetario;  y en el primer piso el club de ajedrez y la escuela de danza que ahora el nuevo alclade pretende cerrar...



La exposición resultó como acostumbran a ser esta clase de exposiciones: unos cuadros eran raros, otros muy feos y otros incomprensibles. La mayoría eran las tres cosas al mismo tiempo. Solo salvaríamos uno, muy a lo Ruiseñor, de un jardín, que homenajeaba a Sorolla...

Los de la amiga de J.Á. eran unas estampas muy coloristas, con bordados y técnicas muy modernas... En uno se veía la silueta de una vaca puesta del revés, y en el otro una cebra cabeza abajo. A veces se los cuelgan mal en las exposiciones, nos informó J.Á. 

-¿Estos están bien así?-le preguntamos. Según J.Á. sí, tanto la vaca como la cebra debían estar así.

-Pues mal asunto-comentamos pensativos.

Y contiué, sentencioso:

-No soy yo nadie para dar consejos sobre el arte pictórico, ni sobre ningún arte, pero si le cuelgan los cuadros del revés, yo creo que eso la debería hacer reflexionar.

Ese debería ser una axioma artístico: si un cuadro no se sabe cómo colgarlo, no es un cuadro. Será otra cosa, pero un cuadro no...

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