lunes, 12 de diciembre de 2011

Frédérique Audoin-Rouzeau (Fred Vargas)

Mucho nos gustan las novelas de esta mujer dulce y menuda -eso se suele decir de ella en los periódicos-, y nos parecen casi todas un derroche de imaginación maravillosa. Pues bien, el otro día nos enteramos, en una entrevista en el periódico, de lo que sigue:

"No tengo mucha imaginación, pero una palabra me lleva a una imagen, y esa imagen a otras palabras... Las imágenes van pasando ante mí mientras escribo, como en el cine. Y es siempre un lío controlarlas. Por eso tengo que escribir muy deprisa, porque me da miedo olvidar las cosas que veo..."

 Cada una de sus novelas las escribe en 21 días, ni uno más, ni uno menos... La última, que acaba de salir aquí, la escribió en Normandía, que es donde sucede la trama:

"Me fui a Normandía con una mesa y un ordenador. Y todo el teimpo escribí con la misma intensidad. No es escritura automática, para que el arte parezca verdad y no un folletón hay que trabajar mucho. Cuando acabé, 21 días justos después, lloré de lo mala que era".

Afortunadamente, tiene una hermana gemela, pintora, que le corrige todas sus obras, y le ayuda a pulirlas.

"Los diálogos eran horribles y había salido larguísima. Por suerte, Jo (la hermana) me ayudó a cortar y a corregir la melodía".

No sé, suena todo muy extraño, sobre todo eso de tener que llevarse una mesa para escribir... Sin embargo, qué más nos da si sus novelas nos hacen pasar siempre tan buenos ratos...

4 comentarios:

  1. Lo de las imágenes es cierto. Muchos soñamos con ser escritores porque nos despertamos, de vez en cuando, a mitad de la noche, y creemos tener una historia buenísima sobre la que escribir. Pero a la mañana siguiente, las historias no son más que recuerdos que se pierden entre los sueños.

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  2. ¡Qué razón tienes, Rocío! Tal cual lo dices es. En mi caso, no tengo que dejar pasar ni diez minutos.

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  3. Pura coincidencia, pero hace un par de días estaba indagando sobre Vargas para ver qué había escrito últimamente. Yo la conocía porque me regaló una novela suya Cristina Villamañán en uno de esos periodos míos tan hospitalarios... Me había llevado en la minibolsa "kit" de paciente un libro de Auster totalmente inadecuado para mi inminente convalecencia (era, además de muy deprimente, bastante aburrido, o a mí me lo pareció) y la lectura de Fred sí la pude compaginar con los termómetros mañaneros y la leche con galletas a la hora de la caña.

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  4. Voy a sucumbir a la tentación de leer algo de esta joven francesa. Mientras tanto, estoy leyendo una novela corta del dublinés John Connolly "Más allá del espejo" se titula.Casa tenebrosa,recuerdos,infanticidios...Muy apropiada para una lectura nocturna.

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