viernes, 28 de octubre de 2011

Hablando del tiempo

Siempre que declaro mi pasión por la información meteorológica, la mayoría de los amigos y compañeros se ponen a despotricar contra ella, declarando lo poco que les gustan las presentadoras, por lo exageradas, y lo pesado que es tener que escucharlas, por lo prolijas que resultan sus explicaciones. No entienden la poesía que hay en esos minutos, el lirismo de algunos partes, o la épica que traen consigo, wagnerianas y  belicosas, todas las borrascas. Y además, desconocen el valor de semejante información para llevarse bien con los vecinos.

Qué práctico esto del tiempo para la paz comunitaria. Como todo el mundo sabe, para el ascensor es lo mejor. No existe asunto tan poco comprometido como este, y eso, para la convivencia y la paz social, es bonísimo. Imagínense que en el ascensor nos diese a todos por sacar a relucir nuestras opiniones políticas, lo que pensamos cada cual de Mourinho o, Dios nos libre, lo que tiran o dejan de tirar desde las terrazas... Sería un desastre y nos granjearíamos enemigos feroces... Tendríamos que dejar de hablarnos con mucha gente que, tratando tan solo del tiempo, apreciamos sinceramente... 

Se me podría decir que hay otros muchos asuntos igualmente inodoros, insípidos e incoloros, pero yo no lo creo. Y menos con los tiempos que corren. A mí, en estos días son muchos los vecinos que me preguntan  por la cosa educativa. A los primeros les arrimaba unos mítines tremendos, y notaba cómo se iban apartando de mí, y pegaban la espalda en el espejo, para terminar diciéndome que si no hay dinero, qué va a hacer la pobre presidenta. Así que ahora, cada vez que alguno me pregunta, le contesto que ea, y en cuanto puedo cambio de tema y les comento que si creen que va a llover. Porque hemos pasado un mes entero y verdadero sin ver una gota. Ni los más partidarios de los días soleados estaban conformes y hasta ellos clamaban contra estos calores octubrinos...

Ha sucedido aqui lo contrario de lo que suele pasar en Asturias, que no deja de llover y te encuentras todos los veranos a la gente enfadadísima, de manera que en la calle puedes escuchar cosas como esta:

-¿Qué tal, Avelino?
-Pues hasta los huevos de este tiempo. Mañana cojo a la familia y nos vamos todos a León, a secar...

En verano, en Asturias, algunas gentes se marchan a León como quien se va al exilio...

Afortunadamente, hace un par de días apareció de nuevo la lluvia y, con esta novedad, en el ascensor ya nadie me pregunta por el trabajo...

1 comentario:

  1. No me extraña que en el ascensor te pregunten por el trabajo. A mí el otro día, el típico vecino "cocinillas-enteraete" me pone cara de poker y me espeta:"¿tú crees que el cáncer que padece Chávez añadido a la época de ciclones en el Golfo de México influye en el costo del combustible que me servirán para la calefacción de la casa del pueblo?. A lo cuál, yo respondí: "No lo dudes, querido Fructuoso". Y tan contentos todos.

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