jueves, 14 de abril de 2011

Gorriones ilustrados

Prometo que es cierto. Que no hay, en lo que voy a contar, la menor fantasía.

Esta mañana, mientras mis alumnos se afanaban, muy serios y silenciosos, en la contestación de unas cuantas preguntas sobre los ocho primeros capítulos del Quijote, sorprendí a cuatro gorriones espiando lo que yo leía, por encima de mi hombro, tras el cristal de la ventana.

No sé cuánto tiempo llevarían allí. Solo sé que, de pronto, sentí que alguien estaba a mis espaldas y al volverme los descubrí. Eran cuatro gorriones redondos, lustrosos, con un inequívoco aire intelectual. Al sentirse descubiertos, trataron de disimular ahuecándose las plumas, miraron para otro lado y echaron a volar hasta las ramas recién verdecidas de los árboles del patio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario