jueves, 18 de noviembre de 2010

Educación y descanso

Descanso el que le queda a uno tras haber leído los artículos que se publican en el número de noviembre de la revista Mercurio. Porque a veces piensa uno si no seremos tontos perdidos y por eso no somos capaces de ver el bien que nuestros politicos están haciendo a la educación de este país, desde hace ya más de veinte años, con sus reformas y las reformas de las reformas; que a lo mejor es que no nos enteramos porque somos muy lerdos, y sumamente torpes, y presentamos graves problemas de percepción de la realidad. Sin embargo, de vez en cuando llegan a nuestras manos cosas como esta revista, y respiramos aliviados. Probablemente no seamos muy listos, pero tan tontos tampoco. Si realmente alguien quiere saber cuál es la verdadera situación de la educación en nuestro país, que no deje de leer el artículo de Muñoz Molina o el de Ricardo Moreno. Más alto y claro me parece a mí que es imposible.





2 comentarios:

  1. Muy interesante, sí Señor.
    Del artículo de Ricardo Moreno, nada que decir, ya lo hemos desgranado bastante esta mañana en clase. Simplemente corroboro su tesis y me posiciono a su favor.
    En cuanto al de Muñoz Molina, es completamente cierto que a los políticos les conviene que la población sea "inorante" (así, sin "g", que muestra un nivel mayor de "inorancia"). Los individuos inteligentes, o no inteligentes, pero que hagan un buen uso de la razón, serán capaces de criticar con fundamento, y esto, señores, no interesa en absoluto.
    Pero ¿qué pueden hacer los que, desengañados, ya no se creen sus mentiras de político en época de campaña electoral? Pues, siguiendo el espíritu de la Ilustración, continuar analizando la sociedad con sentido crítico; aunque la mayor autoridad que llegue a escucharte sea el amigo con el que te desahogas mientras tomáis un café después de comer.

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  2. Sí, Rocío, para que te vayas poniendo al día: la terapia de grupo a la hora del café es actividad no infrecuente entre los profesores, que suspiran -suspiramos- amargamente al ver lo ven y oír lo que oyen, no por parte de los alumnos, pobres, que estáis a verlas venir, sino de quienes, teniendo la santa obligación de poner freno a los despropósitos educativos, no hacen sino alimentarlos.

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