Con el velo de novia de la niebla estaba la ciudad preciosa. Era, además, domingo, y muy temprano, y salíamos a por el pan y los periódicos, que son recados que nos gusta mucho hacer. Y todo estaba silencioso. Y corría entre los árboles un aire muy fino, indudablemente otoñal...
Da mucho gusto reconocer, al margen de los calendarios, el momento exacto en el que llega una estación nueva, y este año, para nosotros, el otoño entró ayer en la ciudad, entre la niebla y muy temprano, rodeado de silencio.
Preciosísima primera frase "con el velo de novia de la niebla"; me encantó.
ResponderEliminarRespecto a la entrada del otoño, no puedo decir lo mismo de la ciudad en la que me encuentro. Aquí todavía hace mucho calor, y los árboles permanecen floridos.