Hace un par de días llamé a una operadora de teléfonos para contratar sus servicios y darnos de baja en la que actualmente nos sirve el teléfono e internet. Me atendió una amable comercial, de voz sedosa y muy agradable, de acento indudablemente castellano. Hasta la /ll/ pronunciaba con esmero y perfección, igual que mi recordada profesora de COU. Me pidió mis datos, nombre, dirección, teléfono actual..., y tras unos segundos de consulta en su ordenador me dijo que no. Yo al principio no entendía nada:
-¿No?, ¿cómo que no? Me llamo Enrique, vivo en tal calle, número X, en la ciudad que le digo... Le aseguro que los datos que le estoy dando son los correctos...
-Por supuesto, caballero... A lo que me refiero es a que no podemos prestarle el servicio que nos solicita porque en esa dirección no tenemos cobertura.
-Pero si mi vecino tiene contrato con ustedes...
-Ya, pero es que en su zona, en este momento, no tenemos más líneas disponibles. Si usted llama dentro de un par de semanas, a lo mejor alguien se ha dado de baja y le podemos atender...
Me dejó anonadado. Yo, la verdad, una cosa así no me la esperaba. Rechazado, herido en lo más hondo, colgué desmayadamente el teléfono.
Que te diga que no una muchacha, por muy humillante que sea, es situación que entra dentro de lo razonable. En nuestra adolescencia sufrimos un par de rechazos (¿o fueron más?), y por más dolorosos que pudieron resultar (ya no me acuerdo muy bien), no nos parecieron extraños, pues al fin poca cosa podía uno ofrecer.
¿Quién no hizo alguna vez
ResponderEliminarlocuras por una mujer?
¿Quién no quiso alguna vez
algo que no pudo tener?
¿Quién no hizo alguna vez
promesas a una mujer?
¿Quién no quiso alguna vez...?
si pudiera...