miércoles, 1 de febrero de 2012

Cosas que leemos por ahí

Ahí es internet. Ayer fue un día fructífero. Paseando por un sitio y por otro, sin salir de casa, nos enteramos de todo esto:

Los pliegues de la memoria y de la historia son misteriosos. El tribunal que decide si se ha de juzgar a Garzón por este caso tiene entre sus miembros a Perfecto Andrés, magistrado por el que personalmente siento gran afecto y al que valoro como jurista. Además, escribe muy bien. Tiene un libro de memorias sobre sus primeros años como juez, en Toro, en el que relata como supo de la historia de Manuel Calvo, médico culto y buena persona, al que los sublevados el 36 fusilaron junto a la tapia del cementerio de Fresno de la Ribera. Años después, en la barra del bar Alegría, el hijo del fusilado vio el reloj de su padre en la muñeca del ciudadano que condujo la furgoneta hasta el cementerio. Perfecto Andrés quizá recuerda esa anécdota personal debatiendo si procede o no sentar a Garzón en el banquillo por los crímenes del franquismo. Y habrá recordado también la hermosa cita con la que abría su libro: “No contar ya la vida en años sino en montañas, en gestos, en infinitos rostros; nunca en cifras sino en ternuras, en furores, en penas y alegrías”. 
Hace años un joven fiscal dijo que en España el peligro para la democracia no eran los militares sino la judicatura. Sobre la reforma de la ley del aborto, dejo la palabra a las mujeres. Vi demasiados juicios sobre abortos clandestinos para no comprender lo que hay de drama en cada una de esas historias y el derecho de la mujer a que el aborto esté bien legalizado. Nunca olvidaré la frase de una madre contando al tribunal las últimas palabras de su hija adolescente, antes de morir. “Mamá, no le hables mal”, le dijo refiriéndose al chico que la embarazó y luego la dejó.
 Extraído de la intervención del gran Martí Gómez -al que tanto admiramos-, y que está transcrito en La Lamentable.

De la entrevista a Roger Scruton en New Stateman sobre su nuevo libro, Green Philosophy: How to Think Seriously About the Planet (Filosofía verde. Cómo pensar seriamente sobre el planeta):
“P. Qué piensan sus amigos de la derecha americana sobre su afirmación de que  conservadurismo no es lo mismo que la ideología del libre mercado?
R. Son muy gentiles y dicen ‘Scruton es un poco excéntrico, aunque quizás tiene algo de razón’. Hay, en cualquier caso, un gran movimiento en la derecha americana hacia un conservadurismo a la vieja usanza; reconocen que hay una límite a esas soluciones radicales de negocio para todas las cosas.
Mi libro es una defensa del asentamiento, que es algo que he tenido siempre como el sine qua non de una sociedad bien gobernada. No significa que la gente no pueda moverse, pero debe moverse primariamente en busca de asentamiento.
P. Es decir que, según su opinión, un sentido de lealtad a un lugar es esencial para tener una vida humana floreciente.
R. Sí. Un sentido de asentamiento. El amor es esencial y el amor no llega a la carrera, viene cuando uno se detiene.
P. El amor a un lugar no es siempre políticamente benigno.
R. Todo tipo de cosas pueden ir de mala manera. La gente es una mierda. Pero, cuando es contenida, puedes vivir con ella.”

Esto último es del blog de Íñigo Gurruchaga, en el que nos enteramos de cómo van las cosas por las islas británicas, porque a veces tenemos la fantasía de la anglofilia. Nos ha parecido llena de interés la última respuesta, y también eso de que el amor no llega a la carrera, sino cuando uno se detiene.

Y para acabar, esta cita tomada en Hemeroflexia, la bitácora de Trapiello:

"... el axioma crotalógico del Padre Fernández de Rojas, citado por Francisco A. Barbieri y recordado a su vez por Ferlosio: "En suposición de tocar [las castañuelas], mejor es tocar bien que mal".

Como se ve, la entrada de hoy nos la han hecho unos amigos.

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