lunes, 13 de febrero de 2012

Frío

Esta mañana, 8º bajo cero, me dejé olvidadas en casa las orejeras.

Cuando al fin llegué al instituto, tenía las orejas como porcelana. En cuanto entré en el departamento, con el cambio de temperatura, se me quebraron. Primero una, y luego la otra, se cayeron al suelo y  resultó muy difícil recomponerlas.

Si un día extravío, como me temo, las manos en los bolsillos del abrigo, me voy a ir quedando en muy poca cosa...


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