jueves, 16 de febrero de 2012

Vísperas de viaje

Como no se puede ir andando, que es la manera más honesta de viajar, ni en bicicleta, que sería la opción más aproximada, vamos en tren, que también es, sin duda alguna, forma muy honrada de ir de un sitio a otro, y que tiene, además, una abultada literatura. Nos llevamos para el camino, eso sí, el Viaje a pie de Pla, para hacernos la ilusión...


Nos vamos P. y yo, que A. no tiene vacaciones hasta la próxima semana. Es un viaje muy hermoso que hacemos, desde hace tres, cada año por estas fechas. Cruzamos casi todo el país, y vemos cómo va cambiando el paisaje: las llanuras manchegas, con sus cepas y sus molinos de viento -los antiguos y los modernos-, los cerros color ceniza del sur de Madrid, los altos rascacielos cerca de Chamartín, el Guadarrama, los roquedales de Ávila, la torre de la catedral de Segovia -solo la parte más alta, hundido el resto, y la ciudad, bajo la línea del horizonte-; y luego Valladolid, Medina del Campo, Palencia, Sahagún, León, y ya muy cerca de casa, las imponentes montañas cantábricas, casi todos los años cubiertas de nieve. Cuando comienza a anochecer, llegamos nosotros a nuestro destino.

1 comentario:

  1. Que lo paséis muy bien, Enrique. Y disfrutad por los que no tenemos vacaciones, ni esta semana, ni la siguiente.

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