lunes, 21 de mayo de 2012

Un balón da muchas vueltas

Al fin terminó la liga de baloncesto de P. 

El viernes jugaron el último partido de la temporada y, quién lo iba a decir, fueron ellos los que cerraron el marcador, apabullando con una diferencia incontable de canastas al lánguido y menguado -más bajitos todos- equipo contrario. 

Yo disfruté poco y casi me pongo de parte de los perdedores, por la costumbre. Pero mi hijo y sus compañeros no fueron tan empáticos, y jugaron sin piedad, sin apenas darles un respiro, como les hacían a ellos al comienzo. Después de cada descanso o tiempo muerto, salían a la cancha muy chulitos, suficientes, sobrados... P. incluso trató de pasarse el balón entre las piernas antes de una entrada al aro. Naturalmente, se enredó y perdió el balón. Cuando le pregunté por qué había hecho eso, me contestó que el entrenador les había dicho que practicasen alguna jugada difícil, que pusiesen en práctica algún gesto técnico. Le afeé también esas salidas a la cancha tan contentos, y le recordé que esas derrotas dolorosas las habían sufrido ellos en varias ocasiones al comienzo...

"Un balón da muchas vueltas, hijo mío..."- le dije sentencioso.

Me miró sin comprender: - "Para una vez que podemos disfrutar..."

Decidí no insistir: - "Bueno, ya lo hablaremos en otra ocasión". Y dejé que se relamiese con la victoria.

P. y sus compañeros, contentísimos tras el partido

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