jueves, 10 de mayo de 2012

Qué difícil es escribir una novela

Ya leí, como aperitivo a este fin de semana en el que el Sporting bajará a 2ª, La bufanda. Lo hice en un par de tardes, y me volví a convencer de lo difícil que es escribir una novela. Lo pasé bien, no lo niego, y con eso debería resultarnos suficiente, pero no... Es uno un pedante insoportable, y no nos vale solo con eso.

Lo pasé bien porque habla del equipo del que somos hinchas, por algunas escenas divertidas, por la trama bien perfilada, por unos personajes más o menos vivos aunque escasamente complejos... Me divertí, sí, pero como novela, como novela a mí me parece que vale poco...

Me parece que la prosa es como la de esos alumnos aventajados del bachillerato, muy correcta pero sin gracia ni vuelo, los diálogos acartonados y varias escenas resultan bastante pueriles (todavía me sonrojo cuando recuerdo aquellas en las que el protagonista se ve asediado por sus ángeles guardianes, maligno el uno, benéfico el otro, cada uno en un hombro...).

Y no he parado de pensar en el esfuerzo del autor, en las horas que le habrá ocupado el escribirla, y el pensarla y repensarla... Si uno no fuese tan pedante, no tendría ahora tanto reparo, y habríamos disfrutado de su lectura cien veces más. Si fuese más prudente, no habría comprado este libro y  no  lo habría leído. Y si fuese más educado, no habría venido aquí a afearle a ese relato todas esas cosas. Uno, si siente el deseo de hablar de libros, solo debería hacerlo de aquellos que le han gustado sin reservas... Pero hay cosas que resultan ya inevitables: ser del Sporting,  un pedante y  un charlatán imprudente y maleducado...


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