miércoles, 16 de mayo de 2012

Pedagogías III

Llevábamos ya un par de semanas explicando los complementos verbales y también cómo el sujeto debe concordar con el verbo en número y persona. Y cada día les escribía unas cuantas oraciones en la pizarra, para practicar. Ayer les dicté la siguiente: A primera hora colgamos un cuadro en la sala de espera. Después de localizar el verbo, se me ocurrió preguntar lo siguiente: 

-¿Por qué sé yo rápidamente que el sintagma nominal "ese cuadro" no es el sujeto de esta oración?

-Porque es un adverbio - me respondió, en efecto muy diligentemente, F. R.

-.... No es un adverbio, F., te estoy diciendo que es un sintagma nominal, y por tanto sí podría cumplir esa función de sujeto...-le respondí paciente.

-Pero "rápidamente" es un adverbio, ¿no?- me replicó.

A ver, F., me estoy refiriendo a "un cuadro", y mi pregunta es por qué sé, nada más posar mis ojos en ese sintagma nominal, que no es el sujeto. 

-Porque es un atributo... Yo "sé", del verbo "ser"..., ¿no?- respondió de nuevo con presteza.

Me acordé entonces del asunto de los tres sombreros, pero no veía de qué modo ponerme el azul. Solo me parecía apropiado el rojo. Sin embargo, me armé de paciencia y traté de hacerle ver a F. que la oración que analizábamos era una cosa, y las frases que utilizaba para preguntarles por las diferentes funciones sintácticas de aquella, otra  muy distinta, y que debía prestar más atención a esta diferencia.

Entonces entró una mosca por la ventana y vi cómo F. se desentendía de mis razonamientos para seguir la órbita caprichosa y veloz de ese insecto... De nuevo estuve a punto de tocarme con el sombrero rojo de aquella mujer, pero de nuevo logré contenerme. Simplemente le pregunté si lo había entendido y F., sin apartar los ojos del acrobático vuelo de la mosca, me contestó que sí como yo le contesto a P. algunas veces cuando estoy enfrascado en la lectura y me acaba de preguntar algo, no sé muy bien qué.



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